Sobre Tenet. Cap 16. Perdidos en el tiempo

Reseña sobre el film Tenet de Christopher Nolan, primer gran estreno tras el confinamiento. Contiene spoiler

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Sobre Tenet. Cap 16. Perdidos en el tiempo

Este mes de septiembre arranca entre la polvareda que ha provocado, a escala mundial, el estreno de Tenet, la última película de Christopher Nolan. Como se sabe, el estreno ha sido un éxito clamoroso, pero también ha generado un enorme desconcierto: ¿Cómo puede ser que este film triunfe por todo lo alto y nadie parece haber entendido nada de nada?¿Es todo una enorme operación de venta de imagen?

Vayamos por partes. Resulta innegable que parte del éxito de la última creación de Nolan se explica por el hecho de que es la primera superproducción estrenada en los cines gloriosamente reabiertos tras el confinamiento provocado por la pandemia de la Covid-19. Sólo eso ya lo convierte en un hecho histórico en sí mismo. Y cabe admitir que  visionar la cinta en la sala, a oscuras, con la mascarilla puesta, respirando con las lógicas limitaciones de una FPP2 mientras los acomodadores vigilaban que todo estuviera sanitariamente en orden, ha sido toda una experiencia. Ahí reside otra clave a considerar: Tenet se construye sobre el juego argumental del tránsito entre el pasado y el futuro; y nosotros, todos, llevamos meses atenazados por la incertidumbre sobre si podremos regresar o no al estilo de vida que teníamos en enero de 2020 y qué nos depara el preocupante futuro. Así que, de una manera u otra, la película toca un resorte que llevamos ahí escondido y nos pesa en el día a día. Máxime si no comprendemos el mensaje de la peli, lo cual puede hacernos sentir burlados.

Si es así, no carguéis vuestra desazón en la cuenta del director. Si vais a ver una peli de Nolan  ya sabéis con qué os vais a encontrar: con el nolanismo.  Desde la amnesia anterógrada del prota en Memento a las tres temporalidades de Dunkerque, pasando por la inserción onírica en Inception. Nolan juega con el guión, lo retuerce, lo disloca; y somete todo a la acción, que es la esencia del relato aristotélico.

Claro que estamos más acostumbrados a la narración  en base a planteamiento-nudo -desenlace, o al relato introspectivo de raíz romántica o sicologista en el que prima el análisis de los sentimientos o las interioridades de los protagonistas. Pero si os gusta la Literatura, sabéis de sobras que no todo es eso. ¿Quién se lee Ulises de James Joyce buscando un relato tradicional?¿Quién abre Rayuela de Julio Cortázar para seguir un hilo narrativo de toda la vida?

Lo que ofrece Nolan es precisamente eso: un juego con el que te puedes entretener una vez lo has visionado. Si buscabas un consumible digestivo y Tenet no te ha satisfecho se convierte en un producto desechable y olvidable. Caso contrario, le das vueltas, lo desmontas, lo vuelves a montar, examinas las posibles contradicciones, aciertos y desaciertos y le buscas los trucos. También un poco como aquellos aficionados al cine fantástico que hace algunos años sopesaban con lupa la calidad de los efectos especiales o reían los fallos del atrezzo.

Cierto es que en Tenet su director cargó las tintas. El metraje resulta excesivo y el ritmo narrativo es demasiado vivaz, lo que distrae de las contradicciones o imperfecciones del constructo argumental. Nolan se da un baño profundo de sus mismas esencias, con esa luz crepuscular de sus cintas, tan suya. Y si, sigue haciendo pelis posmodernas, de alma cuántica, aunque sin llegar a marcar época de estilo, como Matrix o Blade Runner, lo cual las aleja de las obras que levantan devociones unánimes. De hecho, la sobriedad estética de Tenet y los decorados industriales recuerdan un poco los films de Andréy Tarkovski; y cómo no, también al componente psicologista del director soviético. Y si, Tarkovski es un director de culto, pero falleció en 1986.

Y ahora viene la gran pregunta. ¿Debo ir a ver Tenet si no voy a entender nada o no estoy motivado para jugar con las aristas del film? La decisión es muy personal, desde luego. Para animaros, voy a  suministrar dos claves centrales del film. Podéis verlo como spoiler en toda regla o como un par de bonus para empezar a jugar con alguna ventaja en el tablero de Tenet.

La opción es vuestra, ahora podéis levantar la vista de la pantalla  y no continuar. Voy a dejar de escribir y poner un punto y aparte. Ya está.

¿Continúas aquí? ¿Seguro?

Bien, pues la primera clave es la denominada paradoja del abuelo, esto es: si pudieras viajar al pasado  y eliminaras a tu abuelo te matarías a ti mismo, puesto que ya no nacería tu padre ni tú. Cualquier cambio  en el pasado, puede  alterar radicalmente el futuro, Toda la maquinaria argumental de la película juega en torno a esta idea, buscando evitar las contradicciones insalvables y haciendo creíble lo imposible.

Segunda clave y esta ya posee la categoría de spoiler fundamental, aunque se deriva de la paradoja del abuelo: el Protagonista (John David Washington), que no tiene nombre propio como personaje de la película, es el líder y creador de la red Tenet para salvaguarda el pasado y el mundo de su posible destrucción. Lo que sucede es que a lo largo del film él no lo sabe porque la narración discurre de pasado hacia futuro. O sea que spoiler, si; pero este dato te ayudará a buscar en el juguete-film esa clave central que no queda para nada clara en un primer visionado; y, en definitiva, a disfrutar más del último estreno de Nolan.

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