Se aproximaban las fechas del carnaval a Venecia. Era 1813 y La Fenice le encargaba una ópera al joven Gioacchino Rossini. Se trataba del teatro lírico más importante de la ciudad. Rossini se había vuelto famoso por sus óperas cómicas, pero esta vez era distinto:«Tancredi» sería su primera gran tragedia… con final feliz.
La ópera se basa en «Tancrede», una obra de Voltaire, a su vez derivada del poema «Gerusalemme liberata» (Jerusalem liberada) de Torquato Tasso. El protagonista está inspirado en la figura de Tancredo de Galilea, un héroe de las Cruzadas.
La historia de Tancredi
La acción transcurre en Siracusa, en el año 1005, donde las familias rivales Argirio y Orbazzano se unen para luchar juntas contra los sarracenos que desde el mar amenazan invadir la isla. Para consolidar esa unión, Argirio ofrece su hija Amenaide como esposa a Orbazzano, pero ella se opone porque ama al héroe Tancredi.
Orbazzano manipula la situación y les hace creer a todos que la joven es amante del líder enemigo. Su padre la condena por traición a la patria, pero Tancredi intercede y logra evitar su muerte. Sin embargo, convencido de haber sido engañado por su amada, va a luchar contra los sarracenos dispuesto a morir. Tancredi derrota al enemigo, pero regresa herido y muere en brazos de Amenaide a quien reconoce inocente.
Un final feliz para una tragedia
El teatro La Fenice era un lugar prestigioso que invertía gran cantidad de dinero en sus montajes y garantizaba producciones exitosas. Esto traía aparejada la imposición de ciertas normas en sus producciones entre las cuales estaba la de mantener la tradición en las óperas serias.
Desde el surgimiento del género, el lieto fine o final feliz era una de las reglas tradicionales que toda ópera trágica debía cumplir. Esto se debía a que en un comienzo, cuando las óperas solo se representaban en los palacios, eran compuestas para amenizar celebraciones de la nobleza, como bodas o recepciones de invitados de otras cortes.
Al ser parte de un contexto de festejo asumían la imposición de presentar un final feliz, sea cual fuere el conflicto de la historia que mostraban. Por ese motivo las tragedias también debían concluir con una escena alegre.
Así fue como Rossini aceptó la propuesta y trabajó con el libretista Gaetano Rossi en su versión de «Tancredi» con lieto fine. El 6 de febrero de 1813 Rossini estrenaba su gran tragedia en Venecia. La ópera concluía con el regreso victorioso del héroe que se unía a su amada y todos celebraban su triunfo en una escena coral de música pegadiza y alegre.
La muerte de Tancredi
La noticia de este éxito llegó a Ferrara, otro de los grandes centros operísticos. Desde esta ciudad llaman a Rossini para realizar «Tancredi» en su teatro principal, pero la propuesta es otra. Aquí no les interesa mantener las tradiciones de la ópera seria. En Ferrara quieren que el desenlace sea trágico, como el de la obra original de Voltaire.
Rossini trabajó junto al Conde Luigi Lechi para escribir este nuevo final, pero al público no le gustó. El compositor descartó de inmediato la versión y desde entonces «Tancredi» se siguió representando con el lieto fine de su exitoso estreno veneciano.
El regreso del Tancredi trágico
En 1977, un heredero del Conde Lechi encontró el manuscrito y lo puso en escena. La estructura del final de Ferrara no se encuentra sujeta a los convencionalismos del momento, tiene grandes contrastes dramáticos y un coro sombrío y breve. Tancredi muere sin orquesta, con el único acompañamiento de un solo de cuerdas y su voz cantando «Addio» (Adios).
Fue así como el público del siglo XX descubrió uno de los finales más interesantes de la producción de Rossini. El sonido se apaga con Tancredi que muere en brazos de su amada. El gran compositor de comedias mostraba su primera muerte en escena con un héroe que susurraba una única palabra entrecortada.
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