Visitaremos el sur de la provincia de Orense, lo que nos permitirá apreciar hermosos paisajes, pequeñas joyas milenarias así como la huella de numerosas culturas que han pasado por estas tierras dejando su huella en forma de monumentos trascendentes.
Seguimos con el itinerario, después de pasar por Valladolid siguiendo la huella del rito mozárabe a través de sus representaciones arquitectónicas, esta vez recorremos el noroeste de la península. Visitaremos el sur de la provincia de Orense, lo que nos permitirá apreciar hermosos paisajes, pequeñas joyas milenarias así como la huella de numerosas culturas que han pasado por estas tierras dejando su huella en forma de monumentos trascendentes.
El recorrido que os propongo a continuación es un recorrido que nos lleva desde la más lejana antigüedad hasta el presente siguiendo como guía las pequeñas, pero no por ello menos valiosas, obras que nos dejaron nuestros ancestros entre los siglos VII y X. De paso, este recorrido nos servirá para poner de manifiesto cómo los viejos lugares sagrados para nuestros primeros descendientes, allá por el Neolítico, se han mantenido de una u otra manera hasta nuestros días.
Toda la comarca de Allariz-Maceda que pensamos recorrer en esta ocasión es rica en manantiales de aguas termales que se han aprovechado desde la noche de los tiempos hasta nuestros días. Nuestro primer punto de interés en esta ruta no deja lugar a dudas: Santa Mariña de Augas Santas.
Pasaremos por alto el actual boom especulativo y constructivo que ha llevado a la creación de un campo de golf y su correspondiente balneario para ir un poquito más allá. Nuestro destino, la fastuosa iglesia románica de los siglos XII y XIII, empezada por los monjes agustinos y terminada por los templarios que permanecieron en ella hasta la desaparición de la orden.
En la Iglesia Santa Mariña de Augas Santas, descubrimos un excepcional románico de planta de salón con triple cabecera con los tradicionales ábsides semicirculares y dos excepcionales rosetones, uno en la cabecera y otro en los pies que iluminan el templo durante todo el día solar. Al lado de la iglesia, el manantial que empezó a manar en el lugar donde, según la tradición, cayó la cabeza de Santa Mariña cuando fue decapitada allá por el lejano siglo II.
Podríamos quedarnos aquí pero dejadme que os lleve un poquito más lejos. Prometo que no saldréis decepcionados. Saliendo del pueblo de Augas Santas siguiendo un sendero de poco más de un kilómetro, a través de una espesa fronda que apenas deja pasar la luz del sol, llegaremos a una pequeña ermita inconclusa, también templaria. Nunca se llegó a terminar. Los muros apenas llegan a la altura donde deberían de empezar las bóvedas.
En la columna del centro de la iglesia, a mano derecha mirando desde los pies, se encuentra una escalera por la que se puede descender a la cripta. En ella encontraremos numerosas lápidas de hermanos templarios y, lo más sorprendente, un viejo crematorio proveniente del Neolítico y cuyos restos los hermanos templarios protegieron con la construcción inacabada de la ermita.
No voy a extenderme aquí sobre los motivos que impulsaron a los pobres comilitones del Templo de Salomón a asentarse en estos parajes. pero parece claro que el sitio ya fue consagrado desde muy antiguo y ellos prolongaron la sacralización del lugar cristianizándolo. Que lejos este misticismo de la actual banalización de la sociedad moderna.
Villa de Allariz, Conjunto Histórico Artístico de Orense
Seguimos ruta hacia uno de los pueblos más bellos de la provincia de Orense, Allariz. Situado en la ribera del río Arnoia, numerosos molinos que aprovechaban su fuerza jalonan sirven ahora de de adorno a un parque frondoso que la moderna Allariz ha sabido urbanizar para solaz de sus habitantes y los que acuden a visitarlos. No en vano su reciente urbanización le ha valido el premio europeo de urbanismo.
De los viejos molinos, sólo uno permanece como museo de lo que fue la era preindustrial en la que los recursos que nos ofrecía la naturaleza eran puestos a nuestro servicio con gran ingenio y sabiduría popular. El resto o está en ruinas o alojan a prósperos restaurantes que han sabido aprovechar esos lugares privilegiados para disfrute de sus clientes.
La parte antigua de la villa fue declarada Conjunto Histórico Artístico y recientemente ha sido recuperada. Ofrece al visitante el sabor de los pueblos de antaño, con sus calles empedradas en granito, al igual que el resto de edificaciones, donde sobresalen alguna casa blasonada, como la casa torre de Castro Ojea o el Palacio del Juzgado, pazo de sabor indiano y sede ahora mismo del Museo del Juguete.
Destacaremos aquí la iglesia románica de Santiago, del siglo XII, y que ha llegado inalterada hasta nuestros días. La decoración de arquería ciega de su interior es digna de ser contemplada. Pero sin lugar a dudas, más que cualquier edificio en concreto, la villa de Allariz es un monumento en si misma, por su buena conservación y por haber sabido guardar el sabor de antaño.
En San Miguel de Celanova, una diminuta joya del arte Mozárabe en Orense
Seguimos camino hacia otro de esos sitios que pasarían desapercibidos al visitante de no haber sido previamente advertidos de su presencia. Estoy hablando de Celanova. Se trata de un pueblo moderno, cabecera judicial y que tiene su origen en el poderoso monasterio que aún hoy podemos contemplar en la Plaza Mayor del Celanova.
Se trata ésta de una enorme plaza rectangular, cerrada en uno de sus lados por el inmenso edificio del monasterio de San Salvador, fundado por San Rosendo en el año 935 con monjes procedentes de Santo Estevo de Rivas de Sil. Lo que podemos apreciar en la actualidad es el monasterio barroco construido en el siglo XVII sobre uno anterior románico, fruto del crecimiento del monasterio con sucesivas donaciones, algunas de ellas de los reyes de Castilla.
El actual monasterio, afectado por la desamortización de Mendizábal, alberga hoy en día el ayuntamiento y una escuela. De lo que fuera en su origen un humilde cenobio mozárabe sólo queda la antigua iglesia, San Miguel de Celanova, motivo de nuestra visita.
Para poder llegar hasta esta iglesia hay que atravesar las dependencias del monasterio barroco, como si de una especie de iniciación se tratase, y aprovechar para reflexionar sobre lo realmente importante. Allí, en mitad de un patio, aislada en su proverbial sencillez y magnífica belleza, encontramos el humilde oratorio que dejará boquiabierto al viajero.
Esta diminuta joya guarda en su interior un precioso juego de arcos de herradura, donde sus dos ábsides hacen las veces de pequeñas capillas separados por un deambulatorio.
Hay que estar en su interior para poder apreciar la belleza de la sencillez, para reconocer y darse cuenta de que lo realmente grande es el alma y la fe que esta soporta y no los grandes monumentos con sus riquezas y sofisticaciones. La vida está en los pequeños detalles parece decirnos, no en los grandes fastos que al final quedan reducidos a la nada, muy lejos de lo que se pretendió en su origen.
Santa Comba de Bande en Orense, una de las iglesias más antiguas de España
Sobrecogidos por este proverbial regalo seguimos nuestro camino hacia otra jovencita que nos contempla desde sus casi 1400 años de historia. Nos estamos refiriendo a Santa Comba de Bande, situada no muy lejos de aquí y que rivaliza con San Juan de Baños en ser considerada la iglesia más antigua de España aun en pie.
De cruz griega inscrita en un cuadrado, es difícil hacerse una idea de los espacios interiores con su contemplación exterior. De dimensiones bastante modestas, una vez que estamos en su interior parece multiplicarse por el juego de la luz en las distintas instancias.
Se trata de una iglesia muy compartimentada, como corresponde a la liturgia llamada Mozárabe, con iconostasios separados del resto del templo y a los que los fieles no podían acceder. Algunas pinturas murales del final de la edad media nos han llegado hasta nuestros días. La sencillez del conjunto no está reñido con una sensación de increíble altura conseguido por el cimborrio que se encuentra en el centro de la cruz.
Toda la iglesia transmite esa sensación de estar en paz con uno mismo, como si el mero hecho de atravesar sus muros hiciera que estos soportasen no sólo el peso de la bóveda sino el de nuestras cargas cotidianas, quedando nuestra alma aligerada para subir a las alturas de ese cimborrio y de aquí al infinito.
Dejo aquí una descripción que no puede llegar nunca a la soltura necesaria para describir las sensaciones que nos produce una obra tan bella, que nos llega prácticamente inalterada hasta nuestros días desde el lejano siglo VII. Vayan a verla y espero que disfruten de su magia tanto como yo lo hice en su día y ahora al recordarlo.
Lobios en la frontera entre la provincia de Orense y Portugal
Seguimos nuestro camino hacia el sur, hacia el pueblo de Lobios, famoso por sus aguas termales. Entramos en la conocida como Reserva de la Biosfera transfronteriza del Xurés-Gerés, compartido con el vecino Portugal y que ofrece al viajero innegables atractivos paisajísticos y de relajación, contando la zona con abundantes balnearios y esa naturaleza exuberante capaz de elevar todos nuestros sentidos.
En su término municipal se puede disfrutar de un buen número de restos arqueológicos, desde el paleolítico hasta la época romana. Ya desde antiguo ésta fue una zona de paso. Por aquí pasaba una calzada romana que venía de Portugal, de la que nos han llegado hasta nuestros días un buen número de miliarios, así como los restos de un campamento y de una villa. También se puede disfrutar de un buen número de dólmenes y monumentos megalíticos dejados por los primeros pobladores de estos contornos.
Lo dejamos aquí pensando en el fascinante recorrido que nos espera al otro lado de la frontera con Portugal, linea que cruzaremos en el próximo artículo dedicado a las joyas del arte Mozárabe al servicio de la liturgia.
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