Si tenemos una adivina y un asesinato en un baile de máscaras, tenemos que tener una ópera. «Un ballo in maschera» (Un baile de máscaras) de Giuseppe Verdi fue estrenada en Roma en 1859 y posee estos elementos. Cuenta un hecho histórico: el asesinato del rey Gustavo III de Suecia. La censura hizo que Verdi cambiara nombres y locaciones. Gustavo III pasó a ser Riccardo, gobernador de Boston. Sin embargo algo permaneció inmutable: la adivina Ulrica. El personaje está basado en Ulrica Arfvidsson, la persona real que predijo la tragedia.
Lo sagrado, lo frívolo y Ulrica

Las máscaras fueron un objeto sagrado para muchas civilizaciones. A lo largo de la historia se han utilizado con diferentes fines. Sin embargo, todas tienen algo en común: se las asocia a lo sobrenatural.
Los bailes de máscaras parecen distanciarse mucho de aquel origen sagrado. Por el contrario, se relacionan con las fiestas frívolas de los palacios. Esta ópera confirma que nada conectado a lo sobrenatural logra alejarse realmente. Ulrica es el personaje que nos vincula al más allá.
Ulrica en la ópera
Ulrica es una adivina consultada por todos los estratos sociales. Se presenta invocando al demonio frente a hombres y mujeres expectantes. Su aria es tenebrosa: «Re dell’ abisso affrettati» (Rey del abismo apresúrate). Es el centro de atención. Es imperativa. Le da órdenes al propio diablo. Luego del ritual exhibe el poder que ha conseguido: «Nulla, più nulla ascondersi al guardo mio potrà!» (Nada, ya nada podrá esconderse a mi mirada).
Entre esa muchedumbre está Riccardo disfrazado de pescador. Acude a ella para conocer su suerte. Ulrica vaticina su asesinato. El se burla de su predicción. El presagio es planteado como una tragedia: «Ebben, presto morrai» (Pues bien, pronto morirás). A esto responde la risa de Riccardo: « È scherzo od è follia siffatta profezia» (Es broma o es locura semejante profecía). Lo frívolo y lo sagrado se superponen.

En otra escena Ulrica es consultada por Amelia, esposa del amigo y secretario de Riccardo. Amelia y Riccardo tienen una relación amorosa. Ella acude a la adivina para que con su magia haga que olvide a su amado. Ambas mujeres se encuentran a solas, sin la espectacularidad del ritual. No hay lugar para la burla. El dialogo es secreto y tétrico.
Ulrica la envía a buscar las hierbas que crecen en el campo donde son ajusticiados los condenados bajo la luz de la luna. Con esas hierbas fabricará una pócima que beberá. No puede haber escenario más lúgubre. «Spiccarla debbe di sua man nel fitto delle notti (…)Là dove al tetro lato batte la luna pallida sul campo abbominato» (Debe arrancarla con sus propias manos en lo más denso de la noche (…) Allí en el tétrico lugar donde la luna pálida golpea el campo maldito)
Ulrica, la persona real
El siglo XVIII en Suecia fue una gran época para los adivinos y los médiums. El ocultismo era considerado un delito, pero la ley se aplicaba pocas veces.
Anna Ulrica Arfvidsson (1734–1801) fue una adivina profesional. Vivió durante el reinado de Gustavo III. Sus clientes provenían de distintos estratos sociales.
Ulrica siempre estuvo vinculada al reino. Su padre era un cuidador del palacio. Después de su muerte, su madre se casó con el cocinero de la casa real, Arfvid Arfvidsson, de quien Ulrica tomó el apellido.

Fue así como creció escuchando los rumores de los altos círculos de la sociedad. Se informó bien sobre cosas que a muchas personas fuera de la corte les interesaba. Con el tiempo se convirtió en la adivina más famosa de la historia sueca. Se la menciona en muchas memorias contemporáneas y periódicos. Tal fue su fama que, durante el siglo XIX, varios adivinos profesionales decían haber sido sus alumnos.
Arfvidsson trabajaba en Lästmakargatan, cerca de la iglesia de Johannis en Estocolmo. Tenía su negocio escondido en un callejón donde vivían personas pobres y marginales. De esta manera sus clientes acudían a ella discretamente.

En 1786, Ulrica Arfvidsson fue consultada por el rey Gustavo III de Suecia disfrazado, haciéndose pasar por otra persona. Arfvidsson adivinó varios episodios sobre su pasado y predijo su futuro. Le advirtió que tuviera cuidado con «el hombre con una espada que encontrarás esta noche» porque lo mataría. De regreso al palacio, el rey se encontró casualmente con Adolph Ludvig Ribbing, integrante de su corte. Años más tarde sería uno de los participantes en la conspiración en su contra. En 1792 el rey fue asesinado de un tiro por la espalda en un baile de máscaras.
«Un ballo in maschera» es una ópera sobre traiciones y conspiraciones. Verdi plantea superposiciones de personajes que piensan y hacen cosas opuestas. Todos esconden algo. Todo está disfrazado de otra cosa. Todo, menos Ulrica.
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