Fin de temporada de Ignacio Martínez de Pisón hablan de cómo los lazos de sangre, a veces, son una fuerza envenenada. La familia no es más que una guía en el camino. Martínez de Pisón lo muestra muy bien.
Fin de temporada arranca con la muerte del padre, siempre ausente en la novela, pero recordado con nostalgia, como siempre se recuerda a los muertos. A través de la muerte y de la vida de los que sobreviven, Martínez de Pisón hace un retrato generacional del arranque de una España democrática y nuclear.
No terminamos de conocer a las personas que nos rodean. La familia es un misterio que se nos presenta nada más nacer. Es increíble como no tememos a los desconocidos que nos protegen. El cineasta Costa Gavras ha sabido analizar esta paradoja en cada una de sus películas. Podríamos decir que Music Box (La caja de música) es un claro ejemplo de ello. La familia no deja de ser una prueba de vida. A veces no es que no encajes en una familia, es que además te puedes sentir un extraño en cada momento. Porque la familia no deja de ser un conjunto de extraños, con los que no te queda más remedio que convivir.
La sinopsis de Fin de temporada publicada por Seix Barral nos introduce en la historia. Una carretera junto a la frontera de Portugal, junio de 1977. Juan y Rosa, apenas adolescentes, tienen cita en una clínica abortista clandestina, pero un accidente les impedirá llegar a su destino. Casi veinte años después, Rosa y su hijo Iván comienzan el que será el proyecto de su vida, la recuperación de un camping en la Costa Dorada, en el otro extremo de la península. Desde que Iván nació han vivido en diferentes lugares, siempre de forma provisional, siempre solos, huyendo de un pasado que no tardará en alcanzarlos.
Fin de temporada de Ignacio Martínez de Pisón hablan de cómo los lazos de sangre, a veces, son una fuerza envenenada. La familia no es más que una guía en el camino. Martínez de Pisón lo muestra muy bien. La novela arranca con la muerte del padre, siempre ausente en la novela, pero recordado con nostalgia, como siempre se recuerda a los muertos. A través de la muerte y de la vida de los que sobreviven, Martínez de Pisón hace un retrato generacional del arranque de una España democrática y Nuclear.
Rosa, Iván y Mabel son los tres pilares base de una historia que podría ser la de cualquiera, pero que Martínez de Pisón nos va llevando por sus alegrías y sus miserias con la maestría del gran contador de historias que es.
Rosa e Iván son una madre soltera y un hijo más, pero son el motivo con el que Martínez de Pisón nos muestra una España que ya no es, los miedos propios de una mujer azotada por las circunstancias. Martínez de Pisón nos muestra a unos personajes con tantos prismas como la vida. Martínez de Pisón tiene la virtud de crear personas de carne y hueso en sus libros. El autor es un maestro de la sicología de personajes, conoce tanto la condición humana que la retrata con precisión.
Fin de temporada de Ignacio Martínez de Pisón es un retrato de una etapa de España que salía de la oscuridad y donde la libertad se respiraba a sorbos pequeños. Rosa es el paradigma de la mujer de provincias que huye del qué dirán. De los dedos acusadores de los pueblos. Mabel es su reverso, la chica «bien» que huye de un turbio suceso y se recompone intentado ser libre.
Iván, el hijo, es el contrapunto. Esa generación de los nacidos con la constitución, esos que vemos el miedo de nuestros padres y no alcanzamos a comprender la magnitud de esa dictadura. No alcanzamos a ver el pasado pero es que el futuro realmente no existe. Somos una generación que no tiene claro en su vida, como nada realmente hay claro, aunque nos empeñemos.
Fin de temporada en definitiva es un canto al pasado y como ese pasado se convierte en una trampa mortal.
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