Espido Freire, coordinadora del área de literatura del Espacio 17 Musas, imparte el curso Creación Literaria (nivel inicial) de 6 horas de duración. La Universidad de Alicante patrocina esta iniciativa online respaldada por centenas de alumnos. El 3 de octubre dará inicio el nivel intermedio del curso, ya puedes reservar tu plaza en la Escuela 17 Musas.
Todo escritor, o aspirante a serlo, que se tome en serio su oficio, o afición, ha de formarse. A veces, gracias a iniciativas como el Espacio 17 Musas, tener acceso a los mejores docentes y a sus clases magistrales se convierte en un placer, y privilegio, digno de dioses.
Aunque no estemos tocados por ellos. Pese a que las musas nos rehúyan, porque la inspiración no es otra cosa que la combinación en el espacio y el tiempo del talento y el trabajo, cuando una autora, según sus propias palabras «apasionada de la palabra y de su oficio», de la talla de Espido Freire programa un curso de Creación Literaria (nivel inicial) no nos ha de invadir la duda. ¿Merecerá la pena? ¿Podré dedicar esas seis horas a ese formato de clases online?
Servidora, que cursos, buenos y más regulares, ha seguido decenas, puede asegurar que el listón lo deja muy alto. Tanto, que varios días después de salir de esa reunión en la plataforma, sus palabras aún resuenan.
Lo que nos transmitió trata de abrirse paso entre el barullo de lo cotidiano y esa historia que se está escribiendo, esa trama y esos personajes que aún nos pertenecen porque no han salido de nuestra cabeza. «¡Mientras estéis haciendo el esquema no escribáis ni una palabra!» va pidiendo protagonismo, quiere brotar, espoleada por “las verdades” sobre las que la bilbaína no titubea.
«Aléjate de tu texto para ver qué es lo que queda de valor literario. El lector está en otro sitio, crea un puente entre lo que has vivido y lo que el lector va a vivir y va a sentir».
De puentes, sabe. De analizar el texto, de escanearlo en búsqueda de sus aciertos y fallos, también. Desarrolló las tres virtudes que un escritor debería esmerarse en cultivar: observación, memoria y constancia.
Espido se refirió al texto como punto de unión entre escritor y lector. Subrayó la importancia de que el lenguaje sea conciso y preciso. Sugirió que cambiásemos de punto de vista, de narrador, de pronombre personal. Pactó con sus alumnos cuáles eran los pactos del curso, los cumplió, y nos animó a que cumplamos los pactos que desde la primera página establezcamos con el lector.
En este nivel inicial del curso de Creación Literaria, Espido Freire nos facilitó herramientas (ni brújula ni mapa: esquema) y nos recordó que nuestra historia es arcilla, es barro que se puede moldear. Nos advirtió sobre el peligro del orgullo, de aferrarnos a una primera versión, y de otros peligros, como el de dejar que los personajes se vayan construyendo con pocas premisas y se puedan rebelar:
«Si tienen vida propia, revisemos la medicación. Hay que tener en cuenta que son una excusa para contar la historia que queremos contar. La ficción requiere de una realidad que tú elaboras para que el lector reciba una situación determinada».
Subinfiltrada: ¡No he podido dejar de tomar apuntes! ¡Quiero escribir, contar a través de las palabras, a mí también me interesa la charla que hay debajo de la charla!
En el segundo y tercer día del curso de Creación Literaria, dedicó gran parte de la sesión a responder preguntas de los alumnos. Orientó sobre títulos, sobre los alter ego, sobre la corrección. También explicó cada uno de los apartados en los que divide un esquema, que es la hoja de ruta con la que guiarnos desde la creación de la historia, pasando por la construcción de la estructura y hasta su redacción y revisión.
Espido Freire quiso inculcar también la utilidad de que nos preguntemos “¿Y si…?”, de manera que un personaje que en principio iba a tener una edad, en una época y lugar determinados, pudiera convertirse, o no, en alguien con más o menos años, en otro momento y una ubicación distinta:
«Valorad constantemente si esa opción es mejorable. Es conveniente dedicarle mucho tiempo, amor y esfuerzo a la primera parte del esquema. Tened en cuenta que el esquema tiene que fusionarse con el texto, pero no tienen que aparecer nuevas ideas. Es como el plano de un edificio, puedes pintar de otro color una pared, pero no puedes cambiar una viga maestra».
Durante los tres días hubo emoción, hubo rubor, hubo generosidad y franqueza en sus palabras. Quizás el último, que tenía el regusto de despedida, el discurso lo centró más en huir de esas emociones a la hora de escribir:
«La emoción, lo mismo que la inspiración, es un punto de partida, y si no se tiene no pasa nada. Al escribir no tiene que primar la emoción. Sin embargo, el raciocinio (que no implica frialdad) es absolutamente inseparable de una obra literaria».
Si como La Infiltrada asististeis al Curso de Creación Literaria nivel inicial, ya puedes reservar tu plaza para la edición de nivel intermedio en Escuela Espacio 17 Musas.
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