Cuando fuimos inmortales (Plaza y Janes, 2023) de Gabriela Llanos, es la historia de toda una generación que vivimos nuestra adolescencia en los frenéticos años 80 y 90 y, sobre todo, es una crónica de la música de ese período.
Gabriela Llanos en Cuando fuimos inmortales nos narra la historia de Lola Costa que se traslada a Londres tras la pista de su padre biológico, Peter Rus, la mayor estrella de la música española en los 90 que desapareció veintitrés años atrás, al inicio del concierto más importante de su carrera.
La trama de Cuando fuimos inmortales no parece original (ya conocemos por otras novelas, la vida de los grandes grupos musicales y el desenfreno de algunos de ellos y como se vivía la adolescencia en esa época no tan lejana) pero, sin embargo, la pericia de la autora la transforma en un puzle atrayente; una historia plena de secretos, en la que los distintos personajes quedan reflejados en sus miserias y aciertos y se exploran temas como el amor y el odio, la envidia, los celos, la ambición, las adicciones y el dolor. Esto es algo habitual, se suelen contar las mismas historias pero es la pericia del autor lo que las hace diferentes.
La música es el hilo conductor y para ello, con acierto para la autora y la editorial, se añade una playlist (mediante un QR que aparece en el libro) que nos acompaña a través de la lectura, con una selección de temas que no solo ilustran la novela musicalmente, sino que también nos devuelven recuerdos de aquella época.
La prosa es sencilla y directa, los personajes son reales y verosímiles, pero la estructura es lo que hace que la historia fruya proveyéndola de un ritmo ágil que consigue atraer al lector y que impide dejar la lectura.
Esa estructura de Cuando fuimos inmortales, capítulos escritos en tercera persona desde el punto de vista de cada personaje se intercalan con fragmentos del cuaderno de partituras, escrito en primera persona por Peter Russ, que a modo de diario va contando su historia, y como ya sabemos en ocasiones la verdad es subjetiva, es lo que me permite decir que es un puzle que tiene que construir el lector porque todos los personajes dan su punto de vista lo que al final provoca una verdad más objetiva.
Y, además por si fuera poco hay dos líneas temporales: el Madrid de los 90 y el Londres actual, el pasado en el que los personajes eran jóvenes y la actualidad con las consecuencias de lo que vivieron y cómo lo hicieron.
He llorado y sufrido con varios personajes porque es fácil empatizar con ellos y creerlos reales como May o Clara, la pobre Lady Soria, y disfrutado con ese manager argentino, Lobo, amigo donde los haya, con desparpajo, y tan creíble que nos apetece conocerle.
Una buena novela que recomiendo por los temas que trata, por la forma en que está escrita, por la música y por la rememoranza de unos tiempos pasados, que no fueron mejores, pero fueron los nuestros.
Gabriela Llanos es periodista y escritora. Ha ejercido el periodismo en diferentes medios de comunicación: Radio Nacional de España, Radio Exterior, Televisión Española, Cadena SER Madrid y W Radio. Ha publicado dos libros, el testimonio novelado Facundo Cabral: crónica de sus últimos días y la novela Viejo Caserón de San Telmo, y ha participado en las antologías de cuentos Huellas en el mar, Las noches de Clairmont y Haciendo cuentos. Tiene una estrecha relación con el mundo de la música, desde la radiofórmula, pasando por la programación de conciertos, hasta desempeñarse como road manager en giras de artistas internacionales. Actualmente imparte talleres de escritura creativa, coordina clubes de lectura y crea y organiza experiencias que combinan viajes, charlas y literatura.
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