¿Qué vincula a una empresaria teatral del siglo XVI con un personaje de la ópera Las bodas de Figaro compuesta por Mozart doscientos años después? ¿Cómo llegamos de la actriz, compositora y escritora Isabella Andreini al rol de la Condesa? La respuesta es simple: las une un arquetipo. El arquetipo de una mujer cuya principal arma es la pluma. Una mujer que leyendo y escribiendo combate las injusticias de los poderosos. El arquetipo de «La Enamorada».
La empresaria teatral
Isabella Andreini nació en Padua en 1562 con el nombre de Isabella Canali. Tuvo una sólida formación clásica en teatro y música. Hablaba varios idiomas y era poeta, lo que la llevó a ser miembro de la Academia de Letras de Padua.
A los quince años se unió como actriz a «I Gelosi», una prestigiosa compañía de cómicos ambulantes. Al poco tiempo se convirtió en directora de la empresa. Realizaban commedia dell’ arte, una forma de teatro de improvisación basado en arquetipos humanos. Entre estos arquetipos, Isabella representaba el rol de «La Enamorada».
La Enamorada
«La Enamorada» es una de las máscaras de la commedia dell’ arte. Se caracteriza por estar siempre literalmente enamorada. Su conflicto se centra en ese enamoramiento: su amado está lejos, alguien se interpone entre ellos o algo sucedió que los separó. No tiene problemas de dinero. Suele estar encerrada o ubicada en una situación que la oprime. Es ingeniosa y, con la ayuda de algún sirviente, trama planes para conseguir lo que desea.
En la commedia dell’ arte, cada vez que un actor improvisa sobre un rol le suma algo. De alguna manera cada uno contribuye a desarrollar el arquetipo. Isabella, que era escritora, le incorporó esa capacidad a «La Enamorada». A partir de ella, el personaje enviará, recibirá y falsificará cartas de amor. Leer y escribir será su arma fundamental para luchar contra los poderosos.
La ópera Las bodas de Fígaro
La ópera Las bodas de Figaro se estrenó en 1786. Está basada en la obra teatral homónima de Pierre Augustin de Beaumarchais. Este autor, como muchos dramaturgos modernos, recibió gran influencia de la commedia dell’ arte en su producción. El personaje de la Condesa cumple la función de la máscara de «La Enamorada».

Las bodas de Figaro tiene la estructura de una comedia de enredos. Se desarrolla en el palacio del Conde de Almaviva. El Conde acosa a Susanna, criada de la corte y novia de Fígaro, otro sirviente. La Condesa decide desenmascarar la infidelidad de su esposo y recuperar su vínculo con el.
La Condesa de Las bodas de Figaro
Vemos a la Condesa por primera vez en escena en el segundo acto con el aria «Porgi, amor, qualche ristoro» (Concédeme, amor, un descanso). Lamenta la forma en que actúa el Conde y se dispone a cambiarla. Para eso cuenta con la ayuda de su camarera, Susanna. Traman el plan juntas, pero es la Condesa quien decide el arma a utilizar: la carta de amor.

En el tercer acto la Condesa dicta y Susanna escribe. Es una carta proponiendo al Conde una cita nocturna en el jardín. El texto es breve: «Che soave zeffiretto questa será spirerà sotto i pini del boschetto» (Que suave brisa soplará esta noche bajo los pinos del bosquecito). Más allá de las versiones que proponen leerlo como una metáfora, la marca de Isabella es evidente.
En ese dúo las voces de ambas mujeres se entrecruzan y confunden. Susanna repite las frases de la Condesa y luego la Condesa repite las de Susanna. La acción de elucubrar una carta está clara en la música. El proceso de pensar y elegir las palabras para escribir un texto está en esa música. Mozart siempre da la sensación de que las cosas no se pueden explicar de otra forma.

Isabella Andreini dejó su huella. Mozart la tomó y la convirtió en música y acción con su Condesa. Todas las mujeres que interpretaron el rol de La Enamorada se suman más allá del tiempo y hacen oír su voz. Leer y escribir es el arma para luchar contra las injusticias de los poderosos. Tan sólido y tan ligero como una pluma.
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