Robe Iniesta e Iñaki Antón ajustan su gira tras el anuncio de disolución de Extremoduro. Dejan más de tres décadas de música y caprichos abanderando su propia independencia como artistas.
Extremoduro surgió de lo impensable y se marcha como vino, por sorpresa. Su fundador, Robe Iniesta, comunicó la separación en diciembre de 2019 con una voz más racional que emotiva. La cosa no funciona. Si al componer canciones no surge esa huella que se sienta indeleble no merece la pena.
Tomaron la decisión más ardua y valiente. La lucidez de Robe continúa imbatible, el virtuosismo de Uoho se mantiene, pero Extremoduro se ha convertido en un animal inmenso y referencial que no merece ser confundido entre puntos de vista dispares que no hallan conexión.
Esa criatura emergió en la Plasencia de 1987 por iniciativa de un chaval de 25 años que ardía por grabar un disco. En el libreto de aquel agradecería: «Gran parte de esta grabación se debe a la gente que hace unos años compró un disco que aún no se había grabado». Ese ánimo de deudor hacia quienes apostaron por su trabajo ha sido una constante en su carrera. Eso y la férrea decisión de sentirse libre, haciendo todo a su manera. «Que solo el viento me sirve de guía / por los caminos de las utopías».
Prueba de ello son los álbumes publicados durante los 33 años de vida que lleva el grupo, atravesados por melodías que beben de heterogéneas fuentes. Robe adjetivó desde el inicio su estilo como Rock Transgresivo. Sonido que seguiría puliéndose con los años y el fichaje de Iñaki Uoho Antón en 1996. Y es que la formación de Extremoduro ha ido variando mucho pero son esos dos nombres los que han legado el principal brillo a su estela.
En particular, las letras de Iniesta siempre han conseguido prender en su público el desaliento y la rabia, la libertad personal que se pelea a diario, la lujuria, los bandazos del amor o las trampas de la soledad. Robe filtra con su particular voz esas letras que mecen lo vulgar con la poesía más decorosa.
Por sus canciones han circulado Machado, Neruda, Galdós, Lorca, Cervantes, Miguel Hernández, Shakespeare, Zorrilla, Bécquer, Homero y algunos otros poetas, quizás menos expuestos, como Marcos Ana o Sor Kampana, entre otros, siendo probablemente Manolo Chinato la mayor influencia lírica para Robe.
Algunas de sus canciones más emblemáticas tienen sus poemas como estrofas. «Soy igual que tú eres», viento. En 2001, formaron un proyecto llamado «Extrechinato y tú» junto con Fito Cabrales y el poeta, que alumbró un disco llamado «Poesía básica». La carga lírica de Extremoduro ha estado presente desde sus inicios y ha conseguido que miles de personas coreen versos ajenos y propios entre punteos de guitarra y ritmos transgresivos.
Pero este es el fin. Una discografía de 11 álbumes de estudio, al margen de recopilatorios, colaboraciones, directos y dvds. Sin olvidar los discos en solitario de Robe y Uoho. En 1990 salían disfrazados en TVE Cataluña interpretando el clásico «Jesucristo García» y «Extremaydura», su crítico himno extremeño.
Hace 25 años crearon junto a otros músicos un disco conceptual de una sola pista de 30 minutos llamado «Pedrá». En 2008 sacaron «La ley innata», quizás su disco más ambicioso, con apenas seis pistas que van continuadas como si se tratase de una canción de 45 minutos. «Ya no queda una piedra en pie / porque el viento lo derribó / No. No hay esa canción» replicaban entonces contra la idea de que todo se detuviese.
En 2011 publicaron «Material defectuoso» y estuvo semanas como álbum más vendido sin hacer promoción ni gira. Con su último disco, posibilitaron una votación de temas para aquella gira. Todas las canciones de la discografía fueron votadas como imprescindibles. Ahora, la gira de despedida se hará a su gusto. Pocas fechas, ámbito nacional. Si esto no es libertad como banda, qué lo es. Y esa misma pulsión es la que cierra este último capítulo.
Acabar en la cima. A pesar de que el grupo estuvo marginado por los medios durante décadas, su público se cuenta por miles, completamente intergeneracional. Este coloso permanecerá en pie, creando una gran sombra en la que cobijar a quien lo desee.
Extremoduro deja además un largo camino que recorrer con reincidencia, atendiendo al riff o verso que pudo pasar desapercibido como flores azarosas de las cunetas. Labraron su honestidad y talento imperecedero, solo dependientes de su propia voluntad. «Que somos como el viento / quién sabe dónde irá». No dejan huérfanos a nadie. Su música permanece.
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Me parece que nos deja huerfanos, nos quitan un cachito de vida… Siempre en nuestros corazones , NECESITO DROGAS Y AMOR
¡Hola, Pitu!
Gracias por leer el artículo y escribir tu comentario. Lo cierto es que dejan en blanco esas ganas de conciertos y nuevos discos que todos esperábamos expectantes cada año, pero nos legan un puñado de inolvidables canciones (¡himnos!) y ellos no dejarán de hacer música. Simplemente, no militarán como Extremoduro. Se abren nuevos afluentes. «Adiós abanico, que llegó el aire».
¡Un saludo!
Pues yo hago colas sin parar… y no hay entradas pa’ comprar.. yo to’ borracho consumo las horas, mientras parece imposible ver a Robe cantar !!!
… que yo, me acuerdo entodavía cuando te escuchaba, rodeado de mi sociedad… si tú, no te juraras siempre que yo te buscara… igual aún las puedo comprar‼️
que yo….. 🎶🎵🎶🎸🤟🏼💔
¡Hola Jose Luis Muñoz!
Gracias por leer el artículo y buen guiño a «Buscando una luna». Ojalá encuentres entradas para alguno de sus conciertos.
Aprovecho para dejar unos versos de Machado dentro de esa canción:
«Llanuras bélicas y páramos de asceta
– no fué por estos campos el bíblico jardín -;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín»
¡Un saludo!