Susan Calvin, la jefa de robotpsicología creada por Isaac Asimov, debutó en el relato «¡Embustero!» El mismo Asimov reconoce que se enamoró de su creación y pronto le quitó el puesto a los que hasta entonces habían sido sus personajes preferidos. La robopsicóloga se convirtió rápidamente en un personaje no solo recurrente en los relatos del autor de ciencia ficción, sino que sería el hilo conductor de los relatos de Yo, Robot.
Hace poco mi compañero Alberto Revidiego os hablaba de la obra de Raby Bradbury y de Isaac Asimov. En el mismo artículo mencionaba varias veces al personaje Susan Calvin, y
quería acercaros un poquito al personaje, que es uno de mis preferidos de la literatura. No me importaría que existiera una Susan Calvin de verdad, creo que haría mucho bien que existiera, y Asimov seguramente pensaba lo mismo. La Dra. Calvin hila la historia de robots en Yo, Robot.
Os cuento: Susan Calvin, la jefa de robotpsicología creada por Isaac Asimov, debutó en el relato «¡Embustero!» El mismo Asimov reconoce que se enamoró de su creación y pronto le quitó el puesto a los que hasta entonces habían sido sus personajes preferidos. La robotpsicóloga se convirtió rápidamente en un personaje no solo recurrente en los relatos del autor de ciencia ficción, sino que sería el hilo conductor de los relatos de Yo, Robot.
Yo, Robot nos presenta a una reportera que entrevista a la carismática Susan Calvin, ya
jubilada, quien nos cuenta cómo fue avanzando el progreso. La reportera repasa así los datos que tiene de Susan Calvin:
«Susan Calvin había nacido en 1982, dicen, por lo cual tendrá ahora 75 años… Fue el año de nacimiento de la doctora Calvin cuando Lawrence Robertson sentó las bases de lo que tenía que llegar a ser la más extraña y gigantesca industria en la historia del hombre.
A la edad de 20 años Susan Calvin formó parte de la comisión investigadora psicomatemática ante la cual el Dr. Alfred Laning, de la U.S. Robots, presentó al primer robot móvil equipado con voz. Era un robot basto, grande, sin la menor belleza, que olía a aceite de máquina y destinado a las proyectadas minas de Mercurio. Pero podía hablar y razonar.
Susan no dijo nada en aquella ocasión; no tomó parte tampoco en las apasionadas polémicas que siguieron. Era una muchacha fría, sencilla e incolora, que se defendía contra un mundo que le desagradaba con una expresión de máscara y una hipertrofia del intelecto. Pero mientras observaba y escuchaba, sentía la sensación de un frío entusiasmo».
La reportera sigue contabilizando sus datos, y además de las proezas en el campo de Susan Calvin, nos cuenta que durante quince años vio cómo el progreso avanzaba vertiginosamente, y ahora se estaba retirando. La reportera no quiere hacer un frío artículo de datos académicos que todo el mundo sabe, quiere más, y así se lo hace saber a la doctora Calvin. Susan le hace ver el contraste que existe entre ambas, pues la joven reportera ni siquiera conoce el mundo sin robots. Le cuenta cómo la humanidad tuvo que luchar sola, antes de la llegada de los robots. A partir de ahí, va hilando la experiencia con los robots, la evolución del progreso. Susan Calvin confiaba más en los robots que en la humanidad para ello.
Es cierto que a Isaac Asimov se le criticaba la poca presencia de personajes femeninos en su literatura, pero hay que poner en valor el peso que da a Susan Calvin. Es ella la que está en un mundo de hombres luchando por el progreso, ella vigila que los robots cumplan las leyes y sean una ayuda para la humanidad, no un peligro.
El propio Asimov decía que, para que la humanidad sobreviviera, había que conseguir la igualdad entre hombres y mujeres. Así que Susan Calvin tiene un peso importante en el mundo literario de Isaac Asimov. No hay que desmerecer su papel porque no hubiera muchos personajes femeninos en su obra.
Los autores de ciencia ficción, Asimov incluido, han contribuido al progreso, además de las
conocidas reglas de la robótica, y la palabra robótica aportó inventos a través de su obra como las placas solares, los smartphone, las máquinas sin cables (el robot aspirador que funciona solo), las videollamadas, etc., y es verdad que quizá tenían mayores expectativas de cómo iba a ser el futuro.
Pero, al margen de las expectativas, es innegable el avance del progreso, de las nuevas
tecnologías que nos cambian la realidad tal cual la conocíamos. Sumado esto a la época
distópica que nos ha tocado vivir con la pandemia, creo que la psicología será una de las
profesiones clave para ayudarnos a encontrar el equilibrio entre progreso tecnológico y
naturaleza.
Todo ello estaba reflejado en el personaje que enamoró a Asimov, la Dra. Calvin era una mujer intelectualmente brillante, pero no dominaba las emociones. Todo no se puede tener, pero sí se puede trabajar para que haya una sociedad más sana, equilibrada y que no pierda la conexión con su esencia. Nos vendrían bien unas cuantas Susan Calvin en un futuro no tan lejano.
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