Ojos de vidrio (Inlimbo, 2023) de Eduardo Moreno Alarcón es una obra que trasciende la superficie narrativa y se sumerge en la psique adolescente, explorando temas profundos y creando un fascinante mundo narrativo.
Ojos de vidrio es una novela sobre el mal y así en la contraportada ya nos indica los siguiente: Ojos de vidrio es una novela sobre el mal, ese que respira en nuestros genes ancestrales y que nos es inherente, como una bestia imprevisible que acomete por instinto, sin reglas. No importa dónde, porque los entornos más cercanos, esos en los que nunca pasa nada, son propicios a la asfixia de los traumas, a los secretos que oprimen. En esta novela el terror tiene forma de hogar, de familia, de amigas, la forma de un pueblo cerrado sobre sí mismo.
Alejandra es una preadolescente inadaptada, en pleno cambio físico, atrapada en un mundo opresivo, perseguida por fantasmas del pasado y del presente. Ojos de vidrio ahonda en su psique más oscura, en el seno íntimo del miedo. Porque la noche vive en ella. ¿Y cómo escapar cuando lo terrible habita dentro de ti?
Como podéis observar el argumento es conocido, muchas novelas hablan de esos temas. Ojos de vidrio, sin embargo, se diferencia de otras especialmente por la técnica narrativa de Eduardo, así como por su prosa poética.
En primer lugar, la técnica narrativa empleada es una de las características más destacadas de Ojos de vidrio. La elección de la segunda persona del singular, un enfoque poco convencional pero efectivo, coloca al lector directamente en la piel de Alejandra. Esta técnica no solo proporciona una inmersión profunda en la mente del personaje central, sino que también desafía al lector a experimentar los eventos de la historia como si fueran propios. El uso de la segunda persona crea una conexión íntima y perturbadora, haciendo que el lector se convierta en parte integral de la trama.
En segundo lugar, la prosa poética de Moreno Alarcón agrega otra capa de complejidad a la narrativa. Cada palabra está cuidadosamente seleccionada, y las frases están tejidas con una delicadeza que confiere a la historia una calidad lírica. Esta elección estilística no solo enriquece la experiencia de lectura, sino que también refuerza la ambientación inquietante y atmosférica que impregna la novela. La prosa poética se convierte en una herramienta poderosa para transmitir las emociones crudas y los matices de la adolescencia, así como para construir el terror sutil que se despliega a lo largo de la trama.
En cuanto a los temas, Ojos de vidrio aborda la adolescencia desde diversas perspectivas. La novela se sumerge en los cambios físicos y emocionales, así como en la búsqueda de identidad de Alejandra. La presión social, las expectativas y la incomprensión que rodean a los adolescentes son desmenuzadas con profundidad. El autor no teme enfrentarse a temas incómodos como la salud mental, la presión académica y las complejidades familiares. La elección de ambientar la historia en un pequeño pueblo añade una capa de opresión, donde los secretos y los chismes contribuyen a la atmósfera inquietante.
La dualidad entre lo sobrenatural y la locura es otro elemento clave. La presencia del fantasma de la tía Paula añade un elemento misterioso y terrorífico a la narrativa. La forma en que el autor juega con la percepción de la realidad y la posibilidad de lo sobrenatural agrega un suspense que mantiene al lector en vilo.
La novela también aborda el tema de la música como escape y expresión emocional. El padre de Alejandra, obsesionado con la música, se convierte en un elemento crucial que contribuye a la atmósfera y a la caracterización de los personajes. La música se convierte en un refugio y, al mismo tiempo, en una fuente de tensión en la relación entre padre e hija.
En el aspecto estructural, la novela se divide en tres partes que siguen un patrón simétrico. Cada capítulo tiene un nombre específico y un tamaño que sigue una fórmula casi matemática. Esta estructura meticulosa contribuye a la sensación de precisión y cuidado en la narrativa.
Ojos de vidrio no solo entretiene, característica que considero fundamental, sino que también invita a la reflexión. La técnica narrativa, la prosa poética y la exploración de temas complejos hacen que esta obra destaque y se diferencie entre tantos libros publicados cada año. Está claro que me ha gustado y, por tanto, os la recomiendo si queréis leer algo bueno y distinto y además no muy extensa.
Eduardo Moreno Alarcón (La Roda, Albacete, 1974). Imparte clases de narrativa fantástica en la UCLM y UNED. Ha publicado las novelas Entrevista con el fantasma (Premium, 2014), finalista del VIII Premio de Novela Encina de Plata, La fuente de las salamandras (2017), Sonata de mujer (2018), finalista del XXXVII Premio Felipe Trigo, Apuntes del espejo (Tandaia, 2019), Premio Jerónimo de Salazar de Novela Histórica, y La proeza de los insignificantes (Premium, 2021), XIV Premio de Novela Encina de Plata. Sucesos del otro lugar (Gaspar & Rimbau, 2020) reúne sus cuentos de terror y fantasía.
En 2019 fue premiado en los Naji Naamen Literary Prizes del Líbano. Seleccionado en varias antologías (Sueños de opio, 2012 o Efeméride, 2020).
Autor de Esconde la mano, obra teatral incluida en la Red de Artes Escénicas de CLM, basada en el caso de la mano cortada.
Colabora en medios digitales (Absolem, Cosmoversus). Desde 2018 coordina un club de lectura dedicado al género fantástico.
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