Los vampiros no siempre son atractivos aristócratas de piel blanquecina, ni usan capa, ni se transforman en murciélagos, ni brillan como si tuviesen purpurina.
Emilia Pardo Bazán, en1901 publicaba su propia versión del mito en el relato corto El vampiro. Su argumento es el siguiente: Inesiña, sobrina del cura del pueblo y que apenas tiene 15 años se casa con Don Fortunato Gayoso, que tiene más de setenta años. La única condición que pone Inesiña para la boda, es que tiene que ser en la iglesia del Santuario de Nuestra Señora del Plomo, pues es devota de aquella virgen.
«No se habla en el país de otra cosa. ¡Y qué milagro! ¿Sucede todos los días que un setentón vaya al altar con una niña de quince?
Así, al pie de la letra: quince y dos meses acaba de cumplir Inesiña, la sobrina del cura de Gondelle, cuando su propio tío, en la iglesia del santuario de Nuestra Señora del Plomo —distante tres leguas de Vilamorta—, bendijo su unión con el señor don Fortunato Gayoso, de setenta y siete y medio, según rezaba su partida de bautismo.»
Obviamente se trata de un matrimonio de conveniencia. Aunque en un principio pudiera parecer que Inés saldrá beneficiada pues el marido es rico y con la edad que tiene y la aparente debilidad no esperan que viva mucho más de un mes, pronto se ven las verdaderas intenciones del esposo.
Fortunato firma un pacto con un «brujo» inglés, como si fuese un pacto con el diablo, y obtiene así la fórmula de la vida eterna. Pronto va recuperando su vitalidad, eso sí, a costa de la salud de Inesiña, que contrae repentinamente una misteriosa enfermedad y muere antes de los 20 años.
Los vampiros no son tan carismáticos ni atractivos, no hay mayor vampiro que una relación tóxica, esa que te consume la energía y la vitalidad.
El relato de Emilia es una crítica a los matrimonios por conveniencia y que siempre beneficiaban más al hombre que a la mujer. El relato no está exento de cierta ironía y sorna, que se ve en su lenguaje simbólico:
La acción tiene lugar en Vilamorta, un atrasado pueblo de Galicia. Fortunato es rico, tiene una gran fortuna. Vilamorta, el nombre del pueblo significa, en castellano, «villa muerta». Inesiña es devota de Nuestra Señora del Plomo, y el plomo se hunde, como la vida
de la protagonista después del matrimonio. El doctor que la atenderá en su enfermedad se llama Tropiezo, y qué ha sido la boda para Inesiña más que un grave tropiezo.
Al final relato, el pueblo entra en escena como una voz narradora más, y advierte de lo que le habría sucedido a Fortunato, si en vez de huir del lugar como hizo, se hubiese quedado.
Emilia Pardo Bazán es más conocida por sus novelas naturalistas como Los pazos de Ulloa (1886), una crítica al mundo rural gallego y la decadencia de la aristocracia. Sin embargo, quería destacar en esta ocasión uno de sus relatos, que aunque están más marcados por el simbolismo y su fe cristiana como vemos en El vampiro, lo que tiene en común con todo su obra es sin duda alguna el feminismo.
Emilia Pardo Bazán siendo de origen noble no se acomodó por su posición privilegiada. Predicó con el ejemplo, escogió la literatura al matrimonio y luchó siempre por los derechos y la libertad de la mujer. Fundó y dirigió la publicación Biblioteca de la mujer, denunció la educación sexista y propuso a Concepción Arenal a la Real Academia Española; sería rechazada como lo fue la propia Emilia, quien fue la primera mujer en ocupar una cátedra en la Universidad Central de Madrid.
No se me ocurre mejor forma para conmemorar el bicentenario de su fallecimiento y celebrar el día del libro que leer la obra de esta maestra de las letras.
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