La sirvienta astuta es uno de los tipos de personaje más frecuentes de la ópera cómica italiana. «La Serva Padrona» (La sirvienta patrona) de Giovanni Battista Pergolesi se basa en este arquetipo. Surgió como una obra cómica breve para entretener al público entre los actos de una ópera seria en Nápoles. Años más tarde se convirtió en el emblema de quienes luchaban contra la realeza en París.
El origen de «La Serva Padrona»
«La serva padrona» se estrenó en Nápoles el 5 de septiembre de 1733. Es originalmente un intermezzo de la ópera seria «Il prigionier superbo» (El orgulloso prisionero) del mismo Pergolesi. El intermezzo era una breve obra cómica de teatro musical que se realizaba entre los distintos actos de óperas dramáticas. Tenía como fin aligerar los acontecimientos de la obra principal. También funcionaba como distracción mientras se realizaban los cambios de decorados o descansaban los cantantes protagonistas.
Las óperas serias eran las obras principales. Trataban temas solemnes, mitológicos o históricos. Sus protagonistas eran héroes, dioses y reyes. Los intérpretes eran las grandes estrellas del momento. Contaban con un alto presupuesto para su producción, tanto en cantantes como en decorados. También ostentaban su despliegue económico con orquestas relativamente grandes y coros.
«La serva padrona» y un nuevo género
Dentro de este contexto, obras como «La serva padrona» eran una bocanada de aire fresco. Trataban temas cotidianos y humorísticos. Sus protagonistas eran personajes comunes, similares a quienes estaban entre el público. No tenían grandes despliegues de escenografía ni celebridades entre sus intérpretes. También contaban con un número reducido de instrumentos y cantantes. El hecho de tener que ser representadas en los intervalos de las grandes óperas serias hacía que fueran breves y agiles.
La ópera seria «Il prigionier superbo» no tuvo éxito, pero «La serva padrona» se separó de esta y se representó por toda Europa. Ya no se trataba de un intermezzo: ya era una ópera buffa. Su atractivo radicaba en que cualquier espectador podía identificarse con sus protagonistas: la sirvienta astuta y el patrón malhumorado.
A estos personajes de comedia se les concedía la libertad de moverse, pelearse, discutir. Tenían el derecho de ser más humanos, lo que no sucedía con los de las óperas serias. «La serva padrona» es considerada actualmente la primera obra maestra del género cómico.
La trama sencilla de «La serva padrona»
«La serva padrona», con libreto en italiano de Gennaro Antonio Federico, tiene una estructura típica de comedia italiana del siglo XVI: Serpina es la joven sirvienta de Uberto, un señor de la nobleza. Ella se comporta como la verdadera patrona de la casa e incluso responde enojada cuando el patrón protesta. Uberto anuncia su intención de casarse. Serpina desarrolla una estrategia para convertirse en su esposa y dueña de la casa. Para esto cuenta con la ayuda de otro criado, que se disfraza de un temerario capitán con quien la sirvienta aparenta que va a casarse. Uberto, para no tener que pagarle una dote, acepta casarse con ella. La sirvienta Serpina se convierte finalmente en patrona.
«La serva padrona» y la Guerra de los Bufones
Sin embargo, el momento más célebre de «La serva padrona» llegó después de la muerte de su creador. En Paris, a mediados del siglo XVIII, esta ópera provocó una histórica disputa musical entre los defensores de la ópera buffa italiana, considerada más popular, y los que preferían la ópera francesa más refinada.
A partir de una representación que tuvo lugar en 1752, en la Academie Royale de Paris, la ópera de Pergolesi se convirtió en el centro del conflicto conocido como La Guerra de los Bufones. Se trataba de un enfrentamiento entre los partidarios de la tradición lírica francesa y los de la comedia italiana.
Los principales defensores de la opera buffa fueron Jean Jacques Rousseau y los enciclopedistas. Ellos consideraron a «La serva padrona» como un emblema opuesto al absolutismo real representado por la ópera francesa cuyo principal defensor era Jean Philippe Rameau.
Así como Serpina comenzó siendo una sirvienta que devino patrona, una ópera simple que surgió para entretener al público mientras se realizaba un cambio de decorado llegó a convertirse en el estandarte de una polémica que superó los límites de lo musical y de lo teatral.
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