Fernando J. Múñez habla de su primera novela publicada, La cocinera de Castamar, que será adaptada en serie de televisión, y de sus próximos proyectos.
Ante Marina Beckett y un centenar de personas entre las plataformas Zoom y Youtube, Fernando J. Múñez (ahora ya Nando para los amigos) ha versado en esta entrevista sobre los orígenes de su novela, La cocinera de Castamar, y ha añadido unas pinceladas sobre las siguientes tramas que abordará en sus páginas.
Precisamente sobre páginas, sobre el ingente número de las que constaba el manuscrito, se ha referido al principio: «tenía más de 1000, hubo que recortar mucho, a algunos personajes también (un rato más tarde leyó un fragmento inédito sobre uno de los que se quedó fuera) para al final dejarlo en las 765 páginas que tiene. En Alemania lo han dividido en dos tomos».
Los primeros tomos que reconoce haber leído son los de El barco de vapor. «Yo he escrito desde pequeño, pero a los 14 años me gustaba más escribir que leer, hasta que descubrí esa colección de libros y soy un ávido lector desde entonces. Lo que escribía lo sigo guardando, todo, son recuerdos para mí».
Le pregunta Marina por el germen de la novela, y responde Múñez, Nando, que la idea de escribir sobre algo relacionado con la cocina le rondaba. Además, quería ambientar su historia en el siglo XVIII, «me atraía por la sociedad piramidal, la impermeabilidad de las clases».
Añade no haber tenido un referente directo para el personaje de Clara, pero sí distintos aspectos que le llevaron a construirla: «me documenté sobre la agorafobia, sobre el miedo, tenía claro que había un desencadenante que en ella marcaría un antes y un después, su mundo serían las cuatro paredes de una cocina. De alguna manera, su lenguaje, sus recetas, aromas y texturas… tenían que terminar afectando al mundo que tiene alrededor. Se fue creando ese idioma secreto, a través de los platos, que va tocando las almas».
Sobre si Laura Esquivel y su Como agua para chocolate le resultaron de inspiración, el escritor argumenta que algo quizá haya podido influir, pero que mucho más claramente lo ha hecho Clarín a través de La regenta: «Me fascina el perspectivismo». Como filósofo, también cuenta sentirse seducido por el siglo XIII, en el que está ambientada su próxima novela (aún sin fecha de publicación fijada): «Tiene que ver con la escolástica, con cómo se entendía la vida. Es un thriller histórico que me ha encantado escribir, he bebido mucho de El nombre de la rosa».
Afirma querer a sus personajes como a hijos, aunque si tiene un puntito más de predilección por alguien es por Doña Úrsula: «Por el viaje que hace, por su arco dramático. Sin embargo, una gran mayoría de mi público dicen estar enamorados del personaje de Gabriel. No sé qué hay detrás de eso, pero me satisface cuando me dicen que han leído La cocinera de Castamar y que les ha gustado. Lo que realmente siento es agradecimiento, y siempre lo digo: «Gracias por darle una oportunidad al libro».».
Quien también ha decidido darle una oportunidad al libro ha sido el equipo de Atresmedia. Puntualiza Múñez que no participa directamente en los guiones: «Puedo leerlos y decir lo que pienso, pero a partir de ahí se crea una obra nueva, derivada de la mía, aunque es un producto audiovisual y tiene otros componentes. Cuando uno sabe que va a ceder los derechos tiene que entender que va a ser la obra de alguien más. Parto de la base de que estoy encantado, encantado de que se dé a conocer Castamar como serie, y como libro».
—Vaya, entonces supongo que tampoco interviene en la selección de actores.
—Ya decía yo que estabas tardando en aparecer… No, no parece que vaya a opinar sobre eso.
—Bueno, mientras esté un buen duque, y una excelente Clara, ¡y Gabriel!, que pongan un Gabriel negro azabache.
—Calma, vocecilla subinfiltrada, las adaptaciones pueden permitirse sus licencias…
Durante el turno de preguntas, el autor se imaginó creando un mundo en el que algunos personajes saltaran entre las novelas, como los de Galdós: «En esta siguiente novela que tengo escrita no, pero en otras puede ser. Tengo pensada la estructura en la que el protagonista aúne diferentes partes de un mundo. Me gusta indagar sobre el pasado, saber cómo hacían algo y contrastar con cómo hacemos nosotros las cosas. Me gusta transportar al lector a otras épocas porque yo primero he estado viajando en ellas. Pienso que es un factor fundamental que la literatura entretenga. Me interesa la que produce gozo estético, la capacidad transformadora no la hemos de perder de vista, pero no toda la literatura tiene que tener ese afán».
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¡Buena entrevista, Marina! Qué de matices habrá en esa cocina que para el personaje supone el mundo de lo posible.
Un saludo.