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HOMENAJE A FRANCISCO IBAÑEZ + RESEÑA DE «PARÍS 2024»
Siempre hubo unas manos dibujadas que me llamaron mucho la atención y, luego, con el tiempo, supe que son quizás unas de las manos más reconocibles del arte plástico europeo. Hablo de una tipología de manos que acabaron impresas y repartidas por prácticamente todos los hogares de España durante bastantes décadas, fascinando a varias generaciones, incluso. Hablo, como no podía ser de otra manera, de las manos dibujadas por el magnífico FRANCISCO IBAÑEZ.
Ibañez fue el historietista más querido de España, no creo exagerar cuando digo esto, porque he visto fotos de ferias del libro, en las que aparecían colas interminables de lectores expectantes por el sello ológrafo del autor, y entre ellos al abuelo, con su hijo y nieto, cada uno con su tebeo preferido bajo el brazo, y la sonrisa cómplice. Vale, he exagerado con la palabra “interminables”, pero la esencia es fiel y se entiende, ¿verdad?
Su estilo siempre se caracterizó por los omnipresentes gags, prácticamente desde la portada, ya luego en casi todas las viñetas del tebeo de turno, y culminando con el dibujo en la hoja con la que cerraba todas sus aventuras. Era bastante barroco en ese sentido, para fortuna de todos los que fuimos, somos y seremos sus fans. También destacaba su tipo de humor, hiperbólico, lleno de porrazos y chichones, surrealista para las figuraciones de fondo (¿quién no ha detectado al fondo de una calle urbana a un esquimal con una escalera al hombro?), muy colorido, con gran inclinación por inventar palabras nuevas que prácticamente fueran chistes en sí mismas, o rescatar insultos y expresiones propias de épocas pasadas o del ámbito rural, todo ello sin omitir su comedia algo naif para las excusas y motivaciones de sus protagonistas, que no dejan de emplearlas ante la continuidad de sus lapsus y fracasos.
Francisco Ibañez siempre será recordado como el creador, entre otras obras maestras, de la mítica saga de aventuras, Mortadelo y Filemón, los detectives encargados de hacernos reír con sus misiones disparatadas y sus métodos absurdos. ¿Quién no ha dedicado su tiempo a contar la multiplicidad de disfraces que ha ostentado Mortadelo en las aventuras y huidas? Porque sorprendía, tanta variedad, tanta profusión de ese manantial imaginativo que era la creatividad de su autor.
Yo, como muchos de lo que leeréis esto, fui un niño criado entre tebeos de estos agentes de la T.I.A., llegando a tener una recopilación bastante impresionante de la Colección Olé!, y aún recuerdo que mi primer tebeo en este formato fue el número 131 titulado: Alegres aventuras, que lo tengo parapetado con arreglos de fiso, porque, de tanto leerlo, las páginas se deshojaban. Dato arqueológico: Le costó a mis padres la friolera de 395 pesetas, que suena contundente, pero que hoy sería poco más de 2€…
Hace justo un año, el 15 de julio del año pasado, 2023, murió este artista y la pena fue grande para miles de lectores. Casi un año después, confirmamos que a pesar de su ausencia, será eterno. Además, en los últimos meses han publicado el que es su último trabajo relacionado con estos agentes de la T.I.A. (la mítica organización de Técnicos de Investigación Aeroterráquea, destinada a proteger a los ciudadanos, aunque con su incompetencia llegaban a ser casi el mayor de los peligros), una obra póstuma, en torno a la historia en la que estaba trabajando, se tituló por el propio autor París 2024, con relación a los Juegos Olímpicos, por supuesto. Pero esta edición es muy especial: Contiene los originales a lápiz y el guion a máquina que empleó el maestro, e incluye un prólogo especial por Arturo Pérez-Reverte, un escrito a modo de nota del editor y un texto explicativo del proceso de trabajo de este maestro del humor. Más que capricho, tener esto es todo un deber moral para un lector de sus historietas.
Que, por cierto, estuve pensando… ¿cuántas publicaciones tuvo Ibañez en su historial? Y es muy difícil conocer tales números, a causa de los diferentes formatos, distintas colecciones, reediciones, compilaciones y todas las palabras que acaben en ones que connoten un ambición lúdica generosa. Se puede decir que ha publicado más de veinte mil páginas dibujadas a lo largo de su vida profesional, generando muchísimas sagas emblemáticas, como «Mortadelo y Filemón», «13, Rue del Percebe», «El botones Sacarino», «Rompetechos» (autodeclarado como su favorito) y «Pepe Gotera y Otilio», y son sólo algunas de su carrera como historietista, porque hubo muchas más. La afamada «Mortadelo y Filemón» es la serie más longeva del cómic español, con más de sesenta y cinco años de historia, que se dice pronto, siendo además adaptada a serie de animación, películas, videojuegos y un largo etcétera en el imaginario colectivo español del último siglo. ¡Rayos! ¡Me ha dado en todo el colodrillo, oiga!
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