Francesca Caccini pasó a la historia como la primera mujer que compuso una ópera. En realidad compuso cinco, pero la única que sobrevivió impresa es «La liberazione di Ruggiero dall’ isola d’Alcina» (La liberación de Ruggiero de la isla de Alcina).
Estoy en la ciudad de Florencia, Italia. Aquí, en 1600 nació la ópera. Fue el resultado fallido de una búsqueda. Los músicos, poetas e intelectuales de la Camerata Fiorentina intentaban resucitar la tragedia griega. Ese intento los llevó a crear accidentalmente otra cosa que llamaron «ópera». Uno de los integrantes de este grupo fue el padre de Galileo Galilei, pero hoy no vamos a hablar de ellos sino de otra persona. Otro de los integrantes fue el padre de Francesca Caccini.
Francesca Caccini pasó a la historia como la primera mujer que compuso una ópera. En realidad compuso cinco, pero la única que sobrevivió impresa es «La liberazione di Ruggiero dall’ isola d’Alcina» (La liberación de Ruggiero de la isla de Alcina). También se trató de la primera vez que una ópera fue representada fuera de Italia. Con Francesca el género se abrió camino.
Esto sucedió en 1625. Hacía solo un cuarto de siglo que la ópera había aparecido. Una nueva forma de teatro musical se desarrollaba en los palacios. Los nobles se valían de estas obras para engalanar sus ceremonias y eventos especiales. Las cortes competían entre ellas tratando de producir el espectáculo más ostentoso y deslumbrante.
Francesca Caccini y el evento
Francesca Caccini era una música profesional bien remunerada. Trabajaba al servicio de los
Medici, en Florencia, Italia. Era cantante, tocaba el laúd y el arpa y componía. Creó una escuela de música y en 1618 publicó «Il primo libro delle musiche» (El primer libro de música). La Cecchina, como la llamaban, se encontraba entre las artistas mejor remuneradas de Florencia.
En el carnaval de 1625, el príncipe Ladislaus Sigismondo visitó Florencia. La archiduquesa María Magdalena de Austria, esposa de Cosme II de Medici le encargó a Francesca componer una ópera. El espectáculo debía ser acorde a la ocasión, es decir, optimista y grandilocuente. Francesca compuso «La liberazione di Ruggiero…». El evento tuvo lugar en la Villa del Poggio y fue un éxito.
Francesca Caccini y su creación
«La liberazione di Ruggiero…» se basa en los cantos VI, VII y VIII de «Orlando Furioso» (1532) de Ludovico Ariosto. En este episodio de la historia original, las grandes fuerzas en conflicto son dos mujeres extraordinarias en el sentido más literal posible.
Alcina es una maga que tiene prisionero y hechizado a Ruggiero en su isla. Melissa es otra hechicera que lucha por liberar a Ruggiero de los encantamientos de Alcina. El conflicto entre ambas mujeres culmina con la liberación que da título a la ópera y con la furia de Alcina al verse vencida por su rival.
María Magdalena de Austria quería demostrar su capacidad de gobernar. Los personajes y las tramas de las óperas solían funcionar como alegorías de los mecenas que las encargaban. En este caso, las mujeres fuertes que protagonizaban la ópera hacían referencia a la archiduquesa.
Francesca Caccini y el espectáculo
«La liberazione di Ruggiero…» presenta transformaciones, hechizos, monstruos marinos y
barcos alados. Como si todo esto fuera poco, culmina con un ballet integrado por dieciséis bailarines y veinticuatro jinetes a caballo. Los espectadores también se sumaban a la danza. La partitura muestra un listado de los invitados al evento que participaban en el número final. Francesca Caccini sabía cómo producir un espectáculo.
«La liberazione di Ruggiero…» volvió a representarse en Varsovia en 1628. Así fue como se convirtió en la primera ópera representada fuera de las fronteras italianas. El género demuestra que puede ser internacional.
Llegué a la Villa del Poggio que hoy funciona como museo. Es fácil imaginar el ballet ecuestre. Alcina y Melissa existen en el mundo de la leyenda. La archiduquesa es una sombra del pasado. Francesca Caccini continúa viviendo en su música. Queda claro quien es la gran hechicera.
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