Si hay un escritor de novela negra al que le tenía ganas, era el escritor y exagente de policía Esteban Navarro Soriano. Acabo de leer su novela más reciente, Un año de prácticas, y ahora entiendo por qué Penguin Random House lo ha considerado como uno de los grandes nombres de la novela negra española.
Con esta premisa parte Esteban Navarro Soriano en Un año de prácticas:
«Corre el año 1997 cuando Rebeca Marín, hija de un militar de rango, decide presentarse a las pruebas de acceso a la Policía Nacional, contraviniendo los deseos de su madre. Tras superar el proceso selectivo, y pasar nueve meses en la escuela de Ávila, su primer destino es Barcelona.
En unos días, un inspector con mala fama entre el resto de compañeros aparece asesinado de un solo tiro en la cabeza. Las primeras investigaciones arrojan que quizá el asesino es otro policía, porque la bala coincide con el arma reglamentaria. Esa noche, Rebeca se percata de que le han robado su pistola. Una llamada anónima le ofrece un trato: recuperar su arma a cambio de algo que ella tendrá que hacer. Si no acepta, la podrían acusar del crimen».
Con esta novela volvemos a finales de los años noventa en el contexto de una situación clave en España: Nos situamos meses después del asesinato del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, cometido por la banda terrorista ETA.
Los lectores más jóvenes que no han vivido este momento negro del país difícilmente se pueden imaginar el impacto que este secuestro y asesinato tuvo para España. Fue el inicio del mayor movimiento de rechazo a ETA, acuñado «El espíritu de Ermua». Este asesinato fue un antes y un después. Esteban Navarro nos lo recuerda y descubre a los lectores más jóvenes la movilización y unión de un país entero en contra del terrorismo, una unión que hoy cuesta imaginar en una época en la que no existía la vida digital actual.
Este panorama precisamente es el que infunde todavía más miedo a la madre de nuestra protagonista, mujer de un militar, pues, además de conocer la vida que llevan, en esa época a los policías se les destinaba al País Vasco.
A partir de esta trama, vamos descubriendo a la protagonista, crecemos con ella, con sus errores que la llevan a una situación de extorsión, los descubrimientos que hace del lado más oscuro de la sociedad estando en el cuerpo, y su propio crecimiento personal: entrar en la policía le ha hecho crecer a pasos agigantados.
El libro se lee a muy buen ritmo no solo por la brevedad de sus capítulos, sino por la intriga, que va in crescendo a medida que se va desmenuzando la trama. Es un libro en el cual, desde la ficción y el respeto al cuerpo de la Policía, Esteban Navarro nos habla de la corrupción y las mafias, y cómo uno puede caer en esas tramas como un peón más del tablero, como lo que le pasa a nuestra protagonista.
También engancha la propia evolución del personaje, pues descubre su sexualidad y va madurando a medida que aprende de sus garrafales errores en la policía. Es una novela que no puedes soltar: ¿se sabrá quién es el autor del asesinato? ¿Y lo que hay detrás para inculpar a Rebeca? ¿Conseguirá Rebeca salir de las garras de quienes la chantajean?
Esteban Navarro Soriano no está exento de polémica a raíz de la publicación de su novela Una historia de policías, que cuenta desde la ficción cómo cinco agentes de la comisaría de Huesca se corrompen y organizan una mafia, hecho que denuncian desde su propia comisaría. La denuncia y el acoso que sufre por varios compañeros fue tan escandalosamente grave que tuvo repercusión en los medios de comunicación nacionales e internacionales, como el Russia Today. A día de hoy, sus tweets son noticia.
Recuerdo esta polémica dado el acoso mediático que están sufriendo algunos escritores en estos momentos. Es evidente que no hemos aprendido nada y repetimos las mismas injusticias una y otra vez. Los poetas y escritores nunca han dejado de ser perseguidos. La cultura y pensar por uno mismo no interesa.
Al margen de que podamos estar más o menos de acuerdo con un escritor en su discurso, hay que criticar la obra con objetividad, no opinar sobre una obra literaria, y menos sin leerla, por la ideología de su autor.
En este caso desconozco la ideología del autor, como mucho puedo intuirla, y no es lo que me interesa. Lo digo porque se ha tachado a sus lectores con una ideología concreta que yo no comparto aunque respeto. Lo que me interesa es esta novela es todo el contexto histórico y su ritmo trepidante.
Si todavía no habéis leído a este finalista Nadal que ahora pertenece a la generación Kindle, os recomiendo Un año de prácticas. Las novelas nos hacen vivir muchas vidas y en este caso viviremos con la protagonista un año dentro de la policía y en el interior de la vida de una mujer muy real, con su juventud, sus miedos, sus dudas, pero también su determinación para salir adelante en una profesión de hombres y en la vida, la más difícil de las profesiones.
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