A continuación, EIDÔLON – Aristófocles eterno, la colección de crónicas literarias de Alberto Revidiego para cubrir la actividad relacionada con las Artes Escénicas que se desarrollan en los teatros de Sevilla, recogidas en Revista 17 Musas. Si quieres conocer en qué consiste este proyecto, aquí tienes la presentación.
CRÓNICA XXXIX: “LA VOZ EN CONTRA” – Laura Sam y Juan Escribano
TEATRO CENTRAL – EIDÔLON, ARISTÓFOCLES ETERNO
27 de abril de 2024 – 24s d.c. (veinticuatro siglos después de mi cuerpo)
La energía siempre se transforma, nunca se pierde, salvo que seas un arenque de persona y hasta se te mueran las plantas por negligencia (no seas un arenque de persona). Veinte días para los vivos, apenas un parpadeo en mi limbo. Ese fue el tiempo que tardé en volver a las andadas tras mi última aparición sevillana. Desde entonces el aire de la ciudad se ha doblegado en sí mismo, opera con otras virtudes mucho más eléctricas, ¿nadie más nota el cambio? No hablo de las alergias, cosa de la que como eidôlon me libro in aeternum, sino de la propia vibración en el ambiente. Supongo que se debe a que en este abril en el que me ausenté haya transitado la primavera, la feria y festividades literarias. De hecho el propio 23, Día del Libro, estuve tumbado en mi sala de espera de la postvida, con algunas historias de fantasmas entre manos, mi temática favorita dada estas circunstancias, que si La leyenda de Sleepy Hollow de Washington Irving, que si Otra vuelta de tuerca de Henry James, que si Mañana y tarde de Jon Fosse. Da lugar a todo cuando se prescinde del tiempo.
Y con esa energía mucho más luminosa aparecí en el vestíbulo del Teatro Central, preparado para lo que los programadores del mismo tuviesen a bien de mostrarnos aquella tarde. Llegué pronto y me encaminé a la cafetería, pues las mesas estaban ocupadas en la terraza exterior, dada la climatología ideal que comenzaba a desnudarse a estas alturas del calendario. Me alegré muchísimo de mi vestimenta una vez más, los hombres no saben lo que se pierden al no vestir falda. Cuando una de las agentes de sala anunció que la Sala B estaba abierta todos nos encaminamos para tomar posesión de una buena butaca. Aquella habitación estaba en penumbra, con un micro y una mesa minúscula con algún aparato eléctrico a cuyos pies rendía homenaje un arco de pedales de efectos para guitarra (una preciosa Fender Stratocaster en segundo plano, conectada a un amplificador de la misma casa) y otros menesteres, espacio escénico cuyo fondo quedaba iluminado con una proyección manuscrita con el título de la obra LA VOZ EN CONTRA de Laura Sam y Juan Escribano.
Debo ser honesto, como el trabajo de estos artistas: La sala estaba prácticamente vacía, el aforo apenas podría rellenar dos filas de butacas completas, pero estos artistas no se amedrentaron, desataron su energía musical, su carisma de una forma cercana y cómplice, y dieron todo el espectáculo para aquellos asistentes. Y cabe subrayar que hacían doblete, pues el día anterior estuvieron ahí mismo para su público sevillano. Les aplaudí y aplaudo de nuevo aquí. Me pareció una presentación sorprendente, con mucha fuerza, y que han logrado un equilibrio sonoro excelente entre la voz sólida de Laura Sam al recital/rapeo (Spoken Word, si lo prefieren) y las instrumentales magnéticas de Juan Escribano (capas y capas de efectos, loops y guitarra).
«Te miro» son las palabras con las que arranca el show y es una declaración de intención de Laura Sam, pues sus letras son una visión radiográfica de la otredad contemporánea, de la piel que habita y habita la persona que tiene en frente, pues todos pagamos los mismos peajes. La presentación se centró en el disco homónimo lanzado en 2022, con añadidura de canciones más recientes y alguna exclusividad que aún no ha sido liberado por redes (como una increíble «Arromántica»). Una música inteligente, desde el beat al aliento, que más allá de la reivindicación, agresividad o preocupación clínica y social, ondea una energía que se resume en aquella coletilla lírica, «el amor, por favor, lo primero».
El espectador requiere mente abierta y rápida, porque aquí los conceptos vuelan, y el humor y el sentido crítico serán los guantes que atrapen las verdades proyectadas por estos artistas. Además es muy agradecido que introduzcan los temas con su intrahistoria o narren sus influencias directas, como el poema «La rosa de la muerte» de Antonio Ferres. Cerraron el espectáculo con la primera canción que hicieron juntos y a la que guardan un importante afecto, dejando el encuentro por lo alto, como en pie fueron los aplausos finales para despedir a este dúo de energía infatigable. «Hay una luz que no puedo explicarte, aunque parezca triste, aunque esto parezca triste, hay una luz que se resiste».
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