El último verdugo (Grijalbo, 2023) de Toni Hill nos sumerge en un intrigante thriller ambientado en Barcelona, donde un asesino en serie está suelto y emplea un antiguo método de ejecución, el garrote vil, para llevar a cabo sus crímenes.
La trama se desarrolla en torno al descubrimiento de tres cadáveres, cada uno colocado en una estación del año diferente, lo que indica un patrón establecido por el criminal. La policía, desconcertada por la falta de conexiones evidentes entre las víctimas, busca desesperadamente pistas para atrapar al asesino antes de que cometa más crímenes.
El protagonismo recae en la figura de Lena Mayoral, una criminóloga experta, que se une al equipo policial para analizar las huellas psicológicas dejadas por el asesino. La investigación se convierte en una carrera contra el tiempo, ya que el asesino parece seguir un meticuloso plan que culmina con una nueva víctima cada tres meses.
No sé por qué motivo siempre siento atracción por las novelas de psicópatas, quizás sea porque estos seres en la ficción, muchas veces sean muy inteligentes y razonables y como en la novela que reseñé hace poco, El manipulador, se ve el enfrentamiento entre el criminal y la policía o persona encargada de detenerle.
En está ocasión entra en en el juego del enfrentamiento una psicóloga criminalista y experta en perfiles, lo que no es frecuente en la novela negra española, y por si fuera poco es autora de un libro llamado Cara a cara con el mal, libro que supongo que es un homenaje a Cara a cara con el psicópata, de Vicente Garrido, especialista en criminología y escritor.
La novela destaca por varios elementos que son característicos del estilo narrativo de Toni Hill. En primer lugar, su capacidad para abordar temas sociales de manera sutil pero impactante. A través de la trama, el autor cuestiona la moralidad de la justicia y la aplicación de la pena de muerte, planteando preguntas sobre quién tiene el derecho de juzgar y castigar a otros.
Otro aspecto distintivo de la obra de Hill es la construcción de sus personajes. En El último verdugo, no hay un protagonista único, sino que el autor presenta una variedad de voces y perspectivas que enriquecen la trama y mantienen al lector intrigado. Además, los personajes están hábilmente desarrollados, con complejidades psicológicas que los hacen realistas y fascinantes.
La novela también se caracteriza por su habilidad para mantener el suspense y el misterio a lo largo de la trama. Toni Hill dosifica la información de manera estratégica, revelando secretos y giros inesperados que mantienen al lector enganchado hasta el final. Además, la ambientación en la ciudad de Barcelona añade un atractivo extra a la historia, sumergiendo al lector en sus calles y rincones.
En cuanto al estilo literario, Toni Hill demuestra su maestría en la escritura de thrillers con una prosa cuidada y medida. Su narrativa es ágil y fluida, con descripciones vívidas que hacen que los escenarios y personajes cobren vida ante los ojos del lector.
Y aunque soy muy fan del autor, al que sigo desde la publicación se su primera novela El verano de los juguetes rotos, ésta es una novela que quiero recomendar al considerar que es una de las más entretenidas y de las mejores en el panorama actual, en el que hay profusión de novelas y en las que los esquemas no suelen variar demasiado. Las historias se parecen pero lo que las distinguen es cómo están escritas.
Toni Hill (Barcelona, 1966) es licenciado en Psicología, aunque desde hace años se dedica a la traducción literaria y a la colaboración editorial en distintos ámbitos. En 2011 inició con El verano de los juguetes muertos (Debolsillo) su popular trilogía protagonizada por el inspector Héctor Salgado, un éxito instantáneo de crítica y ventas publicado en una veintena de países.
Los ángeles de hielo (Grijalbo, 2016), Tigres de cristal (Grijalbo, 2018) y El oscuro adiós de Teresa Lanza (Grijalbo, 2021) consagraron al autor como uno de los maestros del género negro en nuestro país. Además, fue reconocido con el Premio Novelpol 2019 (ex aequo), el Premio Tormo Negro-Masfarné 2019 y el galardón a la Mejor Novela Negra del 2018 por la revista digital Llegir en cas d’incendi.
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