El mundo ha vivido equivocado y otros cuentos es el primer volumen de cuentos publicado por Roberto Fontanarrosa, en el año 1983. Y están presentes muchas de las señas de identidad de la narrativa del autor: el humor absurdo, la crítica social contrabandeada entre los sinsentidos y contradicciones de la historia, el finísimo oído para el diálogo y el discurso ajeno, su amor irreprimible por el fútbol.
Hincha de toda la vida de Rosario Central, Fontanarrosa dedica varios relatos al fútbol. Y en ellos aparece su imaginación montando nuestra realidad, nuestros sueños e ilusiones, sobre situaciones imposibles, como el cuentito en el que un futbolista veterano nos cuenta de su forma de ver el juego y su trayectoria, y poco a poco entendemos que se trata del puntero derecho de un taca-taca… (futbolín en España, metegol en Argentina), o su sorprendente facilidad para apropiarse del discurso ajeno y presentarlo con naturalidad, como cuando toma la voz de los relatores radiales de un partido, en toda su insulsez y repetición de lugares comunes, las que se repiten hasta el hartazgo, incluso bajo la amenaza del fin del mundo.
Y sin embargo, no deja de presentarnos una visión crítica de nuestra sociedad, como en el notable «Lo que se dice un ídolo», donde nos cuenta por qué un futbolista demasiado correcto no puede ser ídolo de multitudes. Y uno no puede evitar pensar en los presidentes latinoamericanos, corruptos, payasescos y ridículos muchos de ellos, montando operetas y tomando decisiones absurdas, que parecen saber que para ser queridos por la masa hay que ser tan malos como el peor de nosotros…
Los demás cuentos comparten sus características: hay situaciones absurdas para elegir, como la caza de un dragón contada por un miembro resentido de Los Caballeros de la Mesa Redonda, o el testimonio de un adicto… a los inhaladores para despejar la nariz.
También cuenta con magníficas demostraciones de la facilidad del autor para tomar «prestada» la forma de hablar y de argumentar de diferentes actores: ya sea un cuento tanguero y malevo, como el habla típica de los paisas colombianos y las exageraciones que se les achacan, como la crudeza del relato de guerra (aderezada con el suficiente humor como para impedir que el horror nos haga daño).
El oído para los diálogos de Roberto Fontanarrosa se muestra en todo su esplendor en el cuento que da título al libro, que es una larga conversación entre dos amigos de barrio, en la que fantasean con aquello que nunca tendrán. Dos amigos, compartiendo no sólo sus sueños en los que conquistan a una mujer imposible, sino su condición de perdedores, de tipos que hablan y hablan, pero jamás cumplirán todos esos sueños. Y algo más: su cariño, su hermandad, su humilde y honrada celebración de la amistad en una fantasía compartida a través de la conversación.
En general, aunque algunos cuentos me han gustado más que otros (cosa lógica, por lo demás, en un volumen de relatos), estamos ante una hermosa puerta de entrada a uno de los escritores más simpáticos y amigables de nuestro idioma.
Fontanarrosa no es idiota, y conoce perfectamente los males de nuestra sociedad, pero es un humorista amable y prefiere usar el lenguaje de la sonrisa, retratándonos un poco a todos a partir de cualquier punto, da lo mismo si ese punto es el fútbol, si las carreras clandestinas de animales salvajes o si el estudio de la vida salvaje de los pingüinos al interior de un frigorífico.
Una obra sin pretensiones, pero no por eso sin valor: El mundo ha vivido equivocado es lo que pasa cuando los humildes sacan la voz.
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