El mito de «La Pastora»: el latido más hondo de Stuka, es el tercer artículo de una serie que dedicaré a los escenarios, los personajes y la atmósfera de mi novela Stuka.
El Berlín del verano olímpico de 1936 y los últimos cabarets, la capital del Tercer Reich en los días del derrumbamiento del régimen nazi, asediada la ciudad por el Ejército Rojo en 1945, los pueblos escalonados del Alto Maestrazgo y un epílogo inquietante en el aeródromo de La Virgen del Camino son algunos de los lugares donde transcurre la trama de Stuka, una novela sobre la identidad sexual y la violencia que sufren las mujeres en tiempo de guerra, más allá de la historia negra de un bombardero.
Os invito a hacer conmigo este recorrido
El mito de «La Pastora»: el latido más hondo de Stuka
Le pusieron Teresa al nacer. Pero no tenían claro si era niño o niña.
Nació en Vallibona, un pueblo de casas blancas y tejas rojas en el Alto Maestrazgo que trepa por la ladera de un barranco como una colmena.
Vino al mundo en una casa de pastores, en el Mas de la Pallisa, y enseguida convencieron a su padre para que lo inscribiera en el registro civil como una niña para evitarle bochornos innecesarios cuando cumpliera el servicio militar. Así que Teresa Pla Meseguer creció vistiendo faldas, aunque su aspecto andrógino lo delataba; le llamaban «Teresot», y se burlaban de él. ¿Qué escondes debajo de las faldas, «Teresona»?, le preguntaban.
Creció cuidando ovejas en las laderas de Vallibona, al norte de Castellón, hasta que un día, después de una vejación, después del incendio de una masía por parte de la Guardia Civil – y la guerra había terminado hacía una década- se puso ropas de hombre, se echó al monte y se labró una leyenda con el nombre de Florencio y el apodo de Durruti, o La Pastora, dentro de la agrupación de guerrilleros de Levante y Aragón.
«Teresa, Teresona o Teresot», es el corazón de la novela Stuka. Todavía lleva faldas. Todavía pastorea ovejas. Y hace unos días que han matado a su hermano favorito, que trataba de esquivar el alistamiento en un momento en que las tropas de Franco amenazan el norte de Castellón en su carrera hacia el Mediterráneo. Y en el cielo vuela la Stukakette, la patrulla de los primeros Stukas de la Legión Cóndor, donde vuela el piloto nazi Heiko Weber.
Sobre Teresa Pla Meseguer, o Florencio como se llamó después, ya se había escrito una novela. Alicia Giménez Bartlett ganó en 2011 el Premio Nadal con un relato que tituló Donde nadie te encuentre, apoyado en la biografía que un año antes había escrito José Calvo Segarra; Teresa/Florencio Pla Meseguer «La Pastora». Del monte al mito.
Florencio pasaría unos años en el monte, hasta que los últimos guerrilleros de la agrupación huyeron a Francia. En 1960, dedicado al pastoreo en Andorra, sería detenido y condenado a la pena de muerte, que le fue después conmutada. Pasó 17 años en prisión y murió en 2004. Pero en Stuka aún estamos en la primavera de 1938, todavía lleva faldas, todavía pastorea rebaños, y está dispuesta a todo por defender a su cuñada, la viuda Marietta, del apetito sexual de los vencedores.
En Stuka hay otros personajes que dudan de su identidad, que no saben quiénes son. O no se aceptan como son. Es el caso de Heiko Weber, aviador arrimado a la sombra del Partido Nazi para prosperar, un hombre casado, con una amante en Berlín, que durante el verano olímpico de 1936, el momento del último esplendor de los cabarets más canallas, descubre lo poco que encaja en el ideario nazi más tradicional. Heiko Weber, que volará con la Stukakette sobre Benassal y los pueblos del Alto Maestrazgo devorados por el frente.
Pero de los cabarets, de las noches canallas, del verano olímpico de Berlín, del bullicio de una ciudad que recibió a los atletas extranjeros con los brazos abiertos -incluidos a los negros afroamericanos- y que no sospecha lo que se le viene encima a la vuelta de pocos años, os hablaré en otro texto de esta serie sobre Stuka, algo más que una novela sobre un avión siniestro.
Stuka, la novela de Carlos Fidalgo, coordinador del departamento de Periodismo de Espacio 17 Musas, ha sido galardonada con el Premio Letras del Mediterráneo de Novela Histórica que concede la Diputación de Castellón. Ha sido editada en formato digital y papel, puedes consultar donde está disponible en la página web de Algaida Novela.