El sample da mucho juego en el rap. Extractos de canciones, películas y otros materiales sonoros son entretejidos por los productores para crear piezas nuevas. Esta técnica no está exenta de polémica. Pero ese equilibrio musical para crear obras nuevas desde algunas preexistentes es precisamente lo que seduce. Como la leyenda del uróboro, aquella serpiente que se consume a sí misma, símbolo de lo eterno.
El sample sigue marcado con el signo de lo polémico. A pesar de que la técnica se popularizó en los años setenta estadounidense, época en la que Djs manipulaban vinilos para extraer de canciones loops de batería, voces o cualquier otra instrumental que sirviese para crear obras propias. El hip hop fraguó a partir de esta práctica. También su uso se extendió más adelante con la música electrónica y disco. Cabría recordar el caso de Please don’t stop the music de Rihanna que contiene sample de Wanna be startin’ something de Michael Jackson, quien a su vez sampleó al músico de afrojazz Manu Dibango en su Soul Makossa. Este caso acabó en los tribunales hace tan sólo una década.
El debate legal sobre derechos de autor surge con frecuencia. No obstante, como técnica musical está aceptada y la cuestión se centra en comprobar que la pieza musical nueva es lo suficiente distinta a la original para ser independiente. Pero no todo el mundo enseña los dientes cuando samplean su obra. Muchos lo entienden como un acto de amor. El homenaje es evidente y mucho público puede llegar a su obra a raíz de nuevos artistas.
En España el rap ha tenido una fuerte comunión con este juego del sample. Cine y música han sido invitados de gala en numerosas producciones. Puertas para conocer el mundo que orbita al rapero y productor, otra forma de conocer sus influencias y gustos. Muchos creadores se preocupan por bucear en tiendas de vinilos, foros de coleccionistas y mercadillos del extrarradio para encontrar la siguiente perla musical. Es un hábito detectivesco que los identifica.
En muchos casos se rescatan artistas disimulados tras décadas y los vuelven a traer a la palestra. Ejemplos de ello pueden ser el productor Ciclo con Morir soñando de Nestakilla, instrumental en la que recupera a la cantante de soul, Eleanor Mills. El rapero Juaninacka se sirvió de una producción de BigBoyTraks para su tema Vieja escuela que se edifica sobre el músico de blues Sven Zetterberg. El colectivo Cookin Soul sampleó el funk de Keith Mansfield para su Aquí te pillo, aquí temazo con Mucho Muchacho. La producción de Método Shinaro proporcionó a Shotta una base que rescataba a la vocalista india Lata Mangeshkar para su tema Estaba loca. El rock andaluz de Cai acabó resurgiendo con Big Hozone para Capaz y su Life. Y el joven Ayax rapea en Desahucio sobre una instrumental de DJ Keru que samplea la guitarra clásica de Isaac Albeniz. Ojo al dato: Un artista que en 2018 rapeó sobre una instrumental del siglo XIX. Eso resume a la perfección este uróboro musical que es el sample.
En un artículo anterior de este conjunto llamado La voraz cultura en el rap se recogió las numerosas referencias culturales que contienen las letras de los raperos de este país. El cine fue y sigue siendo clave. Un elemento básico también son los extractos a esas referencias. Se samplean para introducir la canción o cerrarla, al menos así ha sido la costumbre generalizada desde los años noventa.
El famoso tema Pura droga sin cortar de Kase.O arranca con una conversación obtenida de la película de Eliseo Subiela llamada El lado oscuro del corazón, que a su vez desarrolla un protagonista que referencia a varios poetas latinoamericanos. Todo cortesía de R de Rumba. De forma análoga, Acción Sánchez colocaba una escena de Heat con Robert de Niro al teléfono para el inicio de $+€ de la banda SFDK. Ese mismo disco arrancaba con un sample de Cuando menos te lo esperas con Jack Nicholson y Diane Keaton. Otra introducción cinematográfica fue a cargo de Big Hozone en el disco de Un tipo cualquiera de Toteking en la que extraía un monólogo de Annie Hall de Woody Allen.
Cada vez que se oye una conversación de película, las palabras de escritores u otros músicos en un tema se presencia la riqueza de matices que aporta ese juego del sample. Muchas instrumentales son puzles de otras canciones. La memoria auditiva puede ayudarnos a identificar esas capas musicales. Invitaciones para saltar a otros creadores y experiencias.
Los usos en la producción, como las modas, van y vienen. Actualmente no es un momento cúspide en el uso del sample dentro de la escena del rap. Lo fue entre los noventa y el 2010. Pero, como uróboro musical que es, volverá a tomar cuerpo en las primeras filas del género en un futuro próximo. Habrá que prestar atención y seguir las pistas que complementan el propio placer como oyente de rap. La experiencia con todos los matices. La eterna búsqueda de la música dentro de la música.
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