La luna llena siempre fue atractiva para poetas, músicos y magos. El aria Casta diva (Casta diosa) es el corazón de la ópera Norma de Vincenzo Bellini. Es uno de los paradigmas del belcanto romántico. La canta su protagonista, una sacerdotisa celta, mientras realiza un ritual que definirá el futuro de su pueblo. Dicho ritual reside en conectarse con el lado femenino, simbolizado por la luna. Nada de todo esto es casual.
Los celtas eran animistas. No concebían que los dioses tuvieran forma humana. Celebraban los fenómenos naturales que los rodeaban. La luna para los celtas era la reina de los misterios de la noche y la relacionaban con el espíritu femenino. Sabían que sus ciclos afectan la fertilidad, las mareas, las cosechas. Cuando empezaron a observarlos, entendieron los cambios de la naturaleza. También fue referencia de los ciclos de la vida del ser humano. El ritual de la luna llena era un momento de limpieza para el espíritu. Norma lo realiza para ver con claridad qué decisión debe tomar su pueblo. Y ella como mujer.
En Norma se combina la dificultad vocal de una obra prototipo del belcanto con la complejidad interpretativa del personaje. Casta diva es un canto mágico y misterioso. Sintetiza todos los aspectos que transita ella a lo largo de la ópera.
El esquema del aria es simétrico, sencillo. Norma la atraviesa con una línea simple y pura. La intervención del coro la apoya en la conclusión de las frases. Con su voz, la sacerdotisa unifica las voces de su pueblo mediante el ritual. Usa la misma melodía con la que invocó a la luna al comienzo para volver plural el llamado: «Tempra, o Diva, tempra tu de’ cori ardenti» (Templa, oh diosa, templa estos ardientes corazones).
El romanticismo en Norma
Una de las características del romanticismo operístico del siglo XIX es la vuelta al pasado. En la ópera Norma, mira hacia los pueblos prerromanos.
A principios de 1800 se volvieron frecuentes los relatos ambientados en la Galia o en otros pueblos contemporáneos. Estos eran considerados como el nuevo nacionalismo emergente en la sociedad.
Alexandre Soumet escribió la tragedia en verso «Norma, ou L’infanticide» en 1831. Se basó en antiguas leyendas celtas en donde los druidas veneraban al árbol Ydraggsil. A su alrededor los celtas se reunían y hacían sus rituales.
Felice Romani, libretista de Norma, se inspiró lejanamente en todos estos hechos. En lugar de poner en primer plano las guerras entre druidas y romanos, se centró en la apasionada relación entre los dos amantes pertenecientes a diferentes pueblos antagónicos. El romanticismo adoraba este tópico. Asi es como en el mismo número del ritual, Norma plantea la relación con su amante. «Ah! bello a me ritorna del raggio tuo sereno e vita nel tuo seno e patria e cielo avrò» (¡Ah! Bello, vuelve a mí con tu serena mirada y en tu pecho vida, patria y cielo hallaré).
Norma y el rol de la mujer
Otra diferencia con respecto a la obra de Soumet es la forma en que aborda el rol de la mujer. En la obra literaria Norma termina asesinando a sus propios hijos en un ataque de locura. En la ópera, no puede hacerlo. Bellini construye un personaje con múltiples facetas. Ella es sacerdotisa devota, líder responsable de su pueblo, madre que ama a sus hijos y amante vengativa e irracional. En la música de Casta diva también está todo esto. En la misma aria encontramos frases como «Casta Diva, che inargenti queste sacre antiche piante» (Casta diosa, que con tu esplendor de plata iluminas estos antiguos y sagrados bosques) y también «Cadrà! Punirlo io posso, ma punirlo il cor non sa.» (¡Sucumbirá!Puedo castigarlo, pero mi corazón castigarlo no sabe.)
Para los pueblos antiguos y para los practicantes de la magia cada ciclo lunar invita a la reflexión y a entender nuestro lugar en la tierra. Norma es un personaje tan contradictorio como humano. Casta diva es un viaje entre lo divino y lo terrenal. Norma es el nexo entre la diosa que todo lo sabe y los humanos sedientos de respuestas.
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