Licencia para mentir como título para un taller de poesía que Benjamín Prado imparte la primera semana de agosto, sin que la canícula contemple concesiones. Para los poetas, o llamados a pretenderlo, el Espacio 17 Musas tenía una propuesta de las irresistibles.
Seis horas, repartidas en tres días, de la mano de Benjamín Prado. En Licencia para mentir el verso, el poema, la elección de la palabra exacta para la idea precisa, han sido los protagonistas.
—Tengo mucho que decir sobre el taller. En la entrevista a Nur casi no me dejaste hablar y me has tenido tres días recordándome que hay que ser ambicioso, pero no retórico ni rimbombante.
—¡Vocecilla subinfiltrada, acordamos que en este taller participábamos las dos! ¿Qué te pareció? ¿Quedaron satisfechas tus expectativas?
—Pienso que a veces tendríamos que elegir mejor dónde nos infiltramos. El taller me pareció sensacional… pero me temo que nos hemos quedado sin licencia. Se creó un grupo en el que continuar un poema y ni hemos participado. Muchos se han atrevido a componer versos y nosotras desde fuera leyendo, porque no nos vemos capaces de tener esa idea inaudita, esa invención que no cuenta. En los turnos de preguntas se trataron también muchos aspectos interesantes, las respuestas del poeta han sido sublimes. Nosotras… bueno, no tanto…
—Te noto abrumada Vocecilla. ¿Hacemos una cosa? Vamos a repasar cómo transcurrió cada uno de los días, quizá con cierta perspectiva puedas apreciar algunas de las bondades de estas licencias para mentir.
Licencia para mentir, día 1
El punto de partida de este taller fueron una serie de preguntas cuyas respuestas trataríamos de alcanzar en los días siguientes:
- ¿Cómo hacer que un poema sea un ser vivo, que escuche a quien lo lee?
- ¿Cómo lograr que te cuente tu propia historia cuando lo lees?
- ¿Cómo conseguir que un libro sea una mezcla de espejo, álbum de fotos y radiografía?
- ¿Cómo transformar sus páginas en un pasaporte, que haga sentir a quien lo lee en una comunidad?
- ¿Cómo hacer magia para que tu nombre pase de la portada de tu libro al libro de familia de tus lectores?
Con premisas así, ya las ganas de escribir comienzan a borbotear. La obligación del poeta es, en palabras de Benjamín Prado: «Contar una historia más grande que uno mismo. Una historia en la que quepa más gente. Una historia que defina la tristeza, no una que hable de lo triste que estás. A mí me gusta escribir los poemas que pienso que no voy a ser capaz de escribir. Cuando saltas los obstáculos que parecían insalvables sientes algo que yo creo que es lo más parecido a la levitación, te sientes flotar».
Y continúa: «Todos los autores somos Virgilio llevando a Dante a través del infierno, el purgatorio y el paraíso. Somos guías turísticos, y los lectores son parte de la tripulación de ese viaje, que vamos a una especie de galería con cuadros en los que se expresa la vida, la muerte, cualquier tema…».
En estos momentos de la primera tarde, la subinfiltrada, y una servidora, empezábamos a preguntarnos si efectivamente esta camisa de once varas, las preferidas de Benjamín Prado, no nos iba un poco grande.
Licencia para mentir, día 2
Recabar todas las citas, a todos los autores, que nombró Prado durante el taller no es objeto de esta crónica, pero como muestra, nos quedaremos con una de las referencias, la que hizo sobre Baudelaire: «Un poeta puede ser cualquier cosa, pero no puede no ser contemporáneo». En el sentido de que hemos de ser capaces de reflejar los cambios de la cultura, del idioma, del momento en el que vivimos, en nuestros poemas.
Añade Benjamín: «Debes tener la capacidad de que lo que digas simbolice lo que pasa. Es importante conocer tu época, la tradición literaria. Si no la conoces serás un inventor de la luna y lleva en el cielo mucho tiempo. Después de conocer la propia tradición cultural toca incorporar otras cosas. Hay que trascender. Pero no te deslumbres a ti mismo, no te digas «olé» ni te des un abrazo. Piensa siempre en quien está leyendo, si aquello que quieres decir está siendo entendido al cien por cien. Cuando estés seguro de eso, refuerza con metáforas, pero si el precio de una metáfora es que el poema no sea comprendido, renuncia a ella».
La subinfiltrada y servidora, de nuevo, pensando en cuántas buenas ideas se nos han quedado sin poetizar por no haber sido capaces de encontrar esa medida: «Después del control, de tener todo decidido, de someter al poema a una tensión extrema para que no se nos vaya de las manos, ha de haber un detonante, esa frase, esa imagen, ese verso que el lector va a marcar diciendo «esto me gusta»».
Licencia para mentir, día 3
El tercer día estuvo centrado en que la poesía sea memorable: «Tampoco podemos confundir lo memorable con lo desmesurado, ni la grandiosidad con la grandilocuencia. El sentimiento tiene sus peligros, uno de ellos es que se convierta en sentimentalismo. La cursilería se combate dotando al sentimiento de un sentido».
El lenguaje también es clave: «Se trata de conseguir algo hímnico. El lenguaje del poema tiene que llegar a sitios en los que no había estado. Un buen poema cambia el sentido de aquello que nombra. Un gran poema ha podido ser escrito hace cien años, o más, y si se lee ahora seguir teniendo sentido. El autor y el lector son una pareja. Si uno de los dos no es feliz al final los dos son desdichados, por lo que hay que cuidar a esas parejas, dejarles un sitio en el poema. Está muy bien luchar por la propia voz, pero el estilo, porque a uno se le reconozca en sus poemas, y está muy bien también que parezca escrito para ti, para el lector, esa otra media naranja del poema que va a hacer que existas».
Llegados a este punto, ambas nos preguntamos (subinfiltrada y servidora) si siguiendo todas las indicaciones de Benjamín Prado podríamos llegar a componer ya no un poema, sino un verso, un pareado con sentido. Fue entonces cuando el poeta se adelantó a nuestra inquietud: «Me gusta hablar de poesía, pero no dar clases magistrales, porque la poesía no tiene fórmulas secretas (y si las tuviera me las guardaría para mí)».
Para los interesados en repetirlo, o en incorporarse por primera vez para el siguiente, Benjamín Prado anunció que repetirá; en unos meses habrá otro taller como este.
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