A continuación, EIDÔLON – Aristófocles eterno, la colección de crónicas literarias de Alberto Revidiego para cubrir la actividad relacionada con las Artes Escénicas que se desarrollan en los teatros de Sevilla, recogidas en Revista 17 Musas. Si quieres conocer en qué consiste este proyecto, aquí tienes la presentación.
CRÓNICA XLIV: “UNA ISLA” – Agrupación Señor Serrano
TEATRO CENTRAL – EIDÔLON, ARISTÓFOCLES ETERNO
10 de mayo de 2024 – 24s d.c. (veinticuatro siglos después de mi cuerpo)
Quién me diría que contemplaría experimentos de «DRAMATURG-IA». He optado por nominarlo así tras enterarme de qué iba lo que estaba por interpretarse, una creación escénica diseñada, en un mano a mano, con Inteligencias Artificiales, firmada por Agrupación Señor Serrano y bajo el título de UNA ISLA. ¿Es el siguiente nivel creativo en este presente futurista del año 2024? ¿Qué nace desde el diálogo de dos formas de estar en el mundo? Estoy intrigadísimo, muy ilusionado, como casi todos los espectadores, diría más que ellos, porque no todos los días un dramaturgo de la Grecia Clásica puede enfrentarse a la modernidad de una obra imaginada por un cerebro gigante de metal contrachapado que expele vapor (reconozco que, antes de ver la pieza teatral, mi idea de qué es una IA estaba un poco lejos de la realidad, así que paciencia con el viejo, tengo veinticuatro siglos a la espalda…).
Hay cierto revuelo en el vestíbulo del Teatro Central. Y no todo es por la obra: De forma paralela, estos días BITÒ PRODUCCIONS ha abierto una convocatoria con mucho misterio por la que se buscan participantes, que se identifiquen dentro de todo el espectro de la masculinidad, para «una representación teatral épica con una duración total singular» para la inauguración de la próxima temporada escénica. Algunos trataban de sonsacar más información a las compañeras que atendían junto a la puerta de acceso, pero fue en vano, el secreto de sumario estaba dictado y eran unas mujeres muy duras en su defensa. Esto me hizo reflexionar en la proximidad del final de temporada, puede que estas obras fuesen las últimas en mucho tiempo, ojalá volviese en uno de esos parpadeos intratemporales a descubrir pronto nuevos universos escénicos como hice esta temporada.
Y hablando de mundos… Entramos todos a la sala, se percibía ese mismo nerviosismo propia de la incertidumbre, porque estimo que prácticamente nadie del público conocía a ciencia cierta qué propuesta escénica tenía preparada esta agrupación. Como debe ser. La luz se perdió y el silencio expectante dominó el ambiente de aquellas gradas. Aparece una mujer de blanco en escena y comienza, en silencio, a recrear un ciclo repetitivo de posturas de yoga, mientras se proyecta un diálogo sobre el fondo oscuro, una conversación a través de una pantalla, entre una IA y varias personas que hablan a través de un mismo perfil. O en eso debemos confiar como espectadores. «Un puñado de palabras en un universo de silencio».
La conversación derivará a propuesta, y su lluvia de idea al concepto de lo que entiendo aquí como «DRAMATURG-IA», porque en ese diálogo proyectado se concretó de forma progresiva un imaginario extravagante pero con fundamento psicológico que luego han ido interpretando estos artistas para llevarlo a cabo en escena. Se habla de una isla, como lugar, quizás metáfora, desde donde partirá nuestro protagonista, un náufrago, a través de esta y otras islas, para encontrarse con la otredad, sus semejantes distintos, toda simbología, con los que tendrá que entenderse, interactuar y, a veces, llegar a acuerdos porque una isla es demasiado pequeña para imponer o ser impuesto. Me recuerda a la exploración extraplanetaria de El Principito, mezclado con la Odisea, y con el temario de un fan de la danza, los deportes de contacto y el yoga. Extraño, sí, como artificial. El logro de esta Agrupación Señor Serrano es dotarle de un sentido escénico, encabezado por Lia Vohlgemuth, en sustitución en estas fechas sevillanas de Carlota Grau, y llevar adelante un proyecto con sensibilidad y buen gusto que remueva por dentro, nos haga preguntas y nos invite al juego.
Todo ello con uso de dobles telones, proyecciones a modo de hologramas, elementos físicos como una burbuja gigante de plástico en la que bailar o lámparas verticales que emiten pulsiones programadas de luz intensa, y que son portátiles, pues ese elemento, el de la movilidad o inestabilidad, es una norma que impera en el discurso no verbal de la obra.
Porque podría ponerme exquisito, hablar del Logos como discurso, o la fricción creadora de diferentes tipos de inteligencias, y de aquellas chispas, este fuego. Pero creo que perdería mucho por el camino. Hay una pregunta recurrente «¿Quién eres?» que es un conflicto a resolver bastante visceral, incluso se llega a indicar que igual, con el diferente, «no hay nada que hablar», lo cual es un error, «es tan ingenuo pensar que se arreglará todo a través de un diálogo como pensar que a través del conflicto», y será reconducido con un truco muy simple: «Busca algo que te conecte con ellos», y esto puede ser el baile, la comida o el temor irrefrenable ante una catástrofe que se avecina. «Es nuestra responsabilidad buscar cómo convivir todos en esta isla», dice la moraleja final del cuento, tras haber incendiado una playa nevada, haber escapado de la presión de una población fanática del rugby y haber bailado en una especie de rave dentro de una burbuja. La «DRAMATURG-IA» nos enfoca a la CONVIVENC-IA. ¿Y cómo puede un eidôlon de la Grecia Clásica quitarle la razón a un cerebro de hojalata tan humanista?
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