Amores que matan (Roca Editorial, 2023) es la segunda entrega de la serie que Elia Barceló ha escrito. Esta serie consta de cuatro libros que transcurrirán en el maravilloso universo que ha creado a la autora y en cada uno de ellos viviremos una estación del año diferente, al mismo tiempo que descubriremos el pasado de Santa Rita y nos enfrentaremos a crímenes pasados y presentes.
Es indudable para cualquiera que suela leer mis reseñas que tengo debilidad por algunos autores, y una de ellos es Elia Barceló, a la que sigo desde que leí El color del silencio. Con el tiempo he ido consiguiendo sus otras obras (gracias a las editoriales que la reeditan) y, siempre me encantan los distintos registros que tiene y su virtuosidad a la hora de plasmar por escrito las ideas que surgen por su mente.
Pues bien, en Amores que matan volvemos a Santa Rita (ojo, no es necesario haber leído la anterior Muerte en Santa Rita, aunque lo aconsejo dada la evolución de algunos personajes), y nos encontramos en una nueva historia y trama que narrada en dos líneas temporales nos descubrirá el pasado de Santa Rita y Sofía, por supuesto, al mismo tiempo que en el presente se comete un asesinato.
Elia tiene un don para crear escenarios vívidos y personajes memorables, y en Amores que matan no es la excepción. Desde el primer encuentro con el lugar, te transporta con maestría a la atmósfera del Mediterráneo en verano, con sus calles empedradas, jardines exuberantes y brisa marina que envuelven a los personajes en un mundo lleno de misterio y secretos.
Amores que matan es un ejemplo la habilidad de su autora para mezclar el misterio, la intriga y la profundidad de los personajes en una trama que teje los hilos del pasado y del presente.
En esta novela, la autora regresa a la peculiar comunidad de Santa Rita, donde se han desenterrado dos misterios que sacuden la tranquilidad del lugar: los cuadros encontrados en una antigua estructura, con un valor incalculable en el mundo del arte, y el esqueleto de un bebé que parece haber permanecido oculto décadas, son los catalizadores de una trama que se retuerce y entrelaza de manera magistral. La inspectora Lola Galindo y su aliado Robles se embarcan en una investigación que desafía sus habilidades y las lleva a enfrentar no solo los hechos del presente, sino también los fantasmas del pasado.
Los habitantes de Santa Rita cobran vida en estas páginas, cada uno con sus propias historias, deseos y secretos profundos. La autora juega con la dualidad de revelar al lector la identidad del asesino desde el principio, lo que añade un nivel de tensión único a la trama. Mientras acompañamos a Lola Galindo y Robles en su búsqueda de la verdad, somos testigos de sus decisiones y su proceso de descubrimiento mientras intentamos comprender los motivos detrás del crimen.
Además del misterio central, Amores que matan aborda temas más profundos y universales. Desde las complejidades del amor, la amistad y la venganza hasta la reivindicación de las mujeres en el arte y la sociedad, la novela se sumerge en cuestiones que empatizan con los lectores. El pasado y el presente se entrelazan en una trama que examina la memoria, el poder de las relaciones y la lucha por la justicia y la verdad.
En conclusión, Elía Barceló se ha vuelto a superar con esta novela de Santa Rita no solo por la trama del crimen que se investiga, sino, sobre todo para mí, porque nos abre una puerta al conocimiento de un grupo artístico, El Jinete Azul, y de una artista, que hasta entonces desconocía.
Elia Barceló (Alicante, 1957) desde siempre se interesó por la literatura, especialmente por lo fantástico, la ciencia ficción, la novela negra y más tarde el terror, y todo lo que ha escrito gira de algún modo en torno a estos intereses, aunque se han ido mezclando con otros géneros y temáticas.
Estudió Filología Anglogermánica en Valencia y Filología Hispánica en Alicante, aunque durante un par de años hizo también Historia y Medicina pues no quería limitarse a una única rama.
En 1981 se trasladó a Innsbruck, Austria, después de un largo y romántico noviazgo -hecho de cartas y estancias de vacaciones- con Klaus Eisterer, su marido y empezó a trabajar en la Universidad de Innsbruck, en el Departamento de Romanística, como profesora de literatura, estudios hispánicos y escritura. Se doctoró con una tesis sobre los arquetipos del terror en los relatos fantásticos de Julio Cortázar.
Empezó por el género de la ciencia ficción, primero con relatos y luego, poco a poco, con novelas. La segunda que escribió ganó el premio internacional de la Universidad Politécnica de Catalunya compitiendo con originales estadounidenses escritos en inglés y fue la primera mujer en ganarlo.
Muy pronto amplió sus intereses al fantástico en general, al terror y al «dark fantasy». A esto siguió el género negro. A finales de los años 90 escribió su primera novela juvenil, que ganó el premio Edebé. En la actualidad, ha publicado 13, ha ganado premios con ellas y le concedieron el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2020.
Sobre el cambio de milenio empezó a escribir novelas híbridas, mezcla de novela generalista, realista y otros géneros, que se caracterizan por tener varias subtramas, además de secretos y misterios en el presente y en el pasado, y que incorporan elementos sacados de cualquier otro género o tradición: fantástico, histórico, terror, thriller… También en esta fecha comenzaron a ser traducidas y publicadas en otros idiomas, con gran éxito, tanto sus novelas como sus relatos fantásticos y de ciencia ficción.
Entre sus últimas novelas publicadas encontramos: El color del silencio, El eco de la piel, La noche de plata, El efecto Frankenstein y Muerte en Santa Rita. Asimismo se han reeditado Consecuencias naturales, El secreto del orfebre, Las largas sombras, Disfraces Terribles, Uke, y El mundo de Yarek.
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