La bruja de la ópera «Hänsel y Gretel» de Engelbert Humperdinck es uno de los arquetipos para público infantil más fáciles de imaginar. Está iniciada en los secretos de la magia, invoca fuerzas siniestras y estalla en carcajadas estridentes. Con el tiempo desarrolló una característica que pocos personajes de la historia de la ópera poseen: puede ser representada por cualquier voz.
Como sucede con toda bruja clásica, su objetivo es dominar, dañar y eliminar. Su principal función en la obra es inquietar al espectador. No presenta debilidad, humanidad ni compasión. Detesta el amor y la felicidad de los demás. Cuando es derrotada, recibe un violento castigo corporal y es destruida.
A esto se agrega que su tarea se ve simplificada por la ingenuidad de sus víctimas. Tanto Hänsel y Gretel como quienes anteriormente fueron engañados y convertidos en dulces son niños.
La bruja siempre funciona como la fuerza desequilibrante generadora del conflicto. La ópera muestra esto en el preludio al segundo acto, cuando aún no apareció el personaje de la bruja en la ópera. Este número instrumental es conocido como «La cabalgata de la bruja» en clara referencia a la «Cabalgata de las Valkirias» de Richard Wagner, seres sobrehumanos y fantásticos.
La bruja como personaje en la ópera «Hänsel y Gretel»
La ópera «Hänsel y Gretel» de Engelbert Humperdinck se estrenó en Weimar el 23 de diciembre de 1893. Está dentro del género operístico Märchenoper (ópera de cuento de hadas). Humperdinck tiene una gran influencia de Richard Wagner en lo técnico, aunque desecha la profundidad filosófica ubicando su obra en un mundo de fantasía.
El libreto de la ópera difiere de la versión de los hermanos Grimm. Se basa en la adaptación de Ludwig Bechstein, quien suavizó las escenas crueles y agregó plegarias y referencias religiosas. Se centraba en la idea de modificar los cuentos tradicionales y convertirlos en los «cuentos como deben ser contados».
Dentro de este contexto, el personaje de la bruja fue compuesto para ser interpretado por una soprano o una mezzosoprano. Además, la estructura de esta ópera está pensada para que la misma intérprete que canta el rol de la Madre de Hänsel y Gretel cante también el rol de la bruja.
La madre y la bruja de «Hänsel y Gretel»
Más allá de la similitud vocal de los personajes de la madre y la bruja, ambas tienen el mismo tratamiento. Las dos se presentan repentinamente ante los espectadores e interrumpen una escena de felicidad de los niños protagonistas.
En el primer acto, cuando los hermanitos del cuento están jugando, aparece la madre para regañarlos. La música del festejo en tono folclórico es interrumpida por su llegada y se produce un gran quiebre en el desarrollo de la escena.
En el segundo acto, Humperdinck usa el mismo recurso cuando la aparición de la bruja interrumpe el juego infantil de los niños que comen los dulces con los que está construida su casa. La ópera «Hänsel y Gretel» mostraba desde su
concepción que madre y bruja eran el mismo personaje desdoblado. Sin embargo, las sucesivas representaciones cambiarían ese rumbo.
La ópera «Hänsel y Gretel» fue un gran éxito desde un principio. Se tradujo a muchos idiomas y se realizó en gira por numerosas ciudades europeas. Probablemente sea la ópera más representada destinada a público infantil desde su origen.
A lo largo del tiempo y de las sucesivas interpretaciones, el rol de la bruja dejó de ser exclusivo para soprano o mezzosoprano. También tenores, barítonos, contratenores, bajos y contraltos comenzaron a representarlo. Actualmente es uno de los pocos roles operísticos que admite ser interpretado por cualquier registro vocal.
Hay un punto en que la obra deja de pertenecerle al autor y comienza a oír la demanda del espectador. La bruja de «Hänsel y Gretel» es un ejemplo de esto. Sin duda este personaje respondió a un público que sabía que la maldad puede tener cualquier voz.
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