Dice Men Marías en alguna entrevista a propósito de La última paloma «La novela es como una denuncia de las desapariciones de mujeres que no se investigaron nunca, ya que la policía americana se dedicaba a encubrirlo todo y la nuestra (la española) directamente no funcionaba». Yo digo que es justicia poética.
«Frente a la base naval de Rota, tras el cordón policial que acordona la brutal escena, un grupo de vecinos clama que se haga justicia: el cuerpo de la joven Diana Buffet yace salvajemente mutilado y con unas enormes alas cosidas a su espalda.» Así empieza La última paloma de Men Marías, publicada por Editorial Planeta.
Ni las cámaras ni el helicóptero de vigilancia de la base han captado una sola imagen que pueda servir a la investigación; algo incomprensible.
La sargento Patria es la encargada de llevar el caso, junto con su compañero el cabo Sacha Santos. Patria cree que el asesino va a volver a matar, pero nadie cree en su versión, ni siquiera Sacha. Las dos voces cuentan la historia porque ambos personajes tuvieron una relación en el pasado. No funcionó, pero en la novela el tira y afloja de su no relación es una constante. Patria lleva una pesada carga que le hace tener una tóxica relación con el dolor y el sufrimiento. Su mochila afecta no solo a la relación con su compañero, sino a la investigación por los recuerdos que le trae según avanza la trama.
La tercera voz de esta historia es Rota, la narradora omnisciente que nos lleva dando saltos del presente al pasado y viceversa. Rota vio cómo cambiaba todo cuando se instaló la base militar americana. Allí empezó la historia que lleva al presente y a la clave del asesinato de Diana Buffet.
Por esa relación con el pasado la sargento Patria Santiago sabe que el asesino va a volver a matar. Lo cierto es que la investigación que Diana estaba haciendo sobre la base, y su relación con la desaparición de una joven hace sesenta años, cuando los americanos llegaron a Rota, parecen ser los únicos hilos de los que tirar.
La base naval americana trajo luz a Rota, pero también oscuridad.
Las leyendas vivas como la de la famosa Tarara lorquiana y los secretos de los protagonistas nos arrastran hacia esta trepidante historia. Poco a poco en La última paloma, se va desgranando lo que hay detrás de estos sucesos. El ritmo de la novela nos lleva casi hasta al desasosiego, hasta alcanzar el inesperado giro final.
Dice Men Marías en alguna entrevista que «La novela es como una denuncia de las desapariciones de mujeres que no se investigaron nunca, ya que la policía americana se dedicaba a encubrirlo todo y la nuestra (la española) directamente no funcionaba». Yo digo que es justicia poética.
Es muy destacable la investigación que llevó a cabo para situar la localización de la novela. Algunos de los lugares que cobran un principal protagonismo en el contexto son la casa de Mongoli, un lugar lleno de leyendas y que todos temen; y la Avenida de San Fernando, que albergó un gran número de bares, burdeles, entre los que aún permanece el de La Mala Madre.
Para mí, La última paloma, ha sido uno de los mejores descubrimientos literarios de los últimos tiempos en el género del thriller. Es un libro de denuncia del que podemos sacar un aprendizaje: Si no aprendemos del pasado, podemos volver a repetir los mismos errores, tanto como individuo como sociedad.
La última paloma tiene el plus de que, lejos de ser una historia de denuncia en la que la calidad literaria brilla por su ausencia, su ritmo trepidante y su atmósfera hipnótica y mística nos lleva sin remedio hasta el álgido final.
Men Marías además incluye en su novela multitud de anécdotas relacionadas con la llegada de los americanos a Rota: el primer restaurante chino de España y el primer autocine de Europa, el tabaco de contrabando y la novedosa eau de toilette, las jovencitas haciendo cola cada vez que llegaban los marines para llevárselos del brazo. Y esas leyendas en torno a los americanos que circulaban por la zona, como que tenían un aparato para desviar las nubes o para hacer que lloviera en el pueblo a su antojo.
Son llamativas también las explicaciones tan precisas que da en el ámbito forense y la psicología de los personajes. Los personajes están muy trabajados. Patria es un personaje que se sale de la típica heroína, e incluso ha tomado para su construcción algún aspecto suyo, aunque no sea autobiográfico. Logra crear personajes verosímiles y consigue que empaticemos con muchos de ellos, otros nos causarán más misterio, y según vayamos desvelando el misterio, por alguno sentiremos la más absoluta repulsa.
La música es importante en la ambientación de la novela. Especialmente la canción Un lobo hombre en París está muy presente en la historia y relacionada con la protagonista, no digo más.
En conjunto es un libro muy logrado. La última paloma es de estos libros que no puedes soltar hasta el final, que te producen desasosiego pero sigues hasta saber quién está detrás del macabro asesinato. Los saltos del pasado al futuro te dan también que pensar, si al final, por mucho progreso que haya, realmente la sociedad se vuelve mejor, o cometemos los mismos errores una y otra vez, como un ciclo sin fin. La verdad es que me quedé con las ganas de saber cómo siguen los personajes, espero.
Men Marías (Granada, 1989) se licenció en Derecho y ejerció la abogacía desde los veintitrés años, especializándose en el sector mercantil. Debutó como escritora con la obra Pukata, pescados y mariscos, que fue galardonada con el Premio de Novela Carmen Martín Gaite 2017 y un accésit en el Premio Torrente Ballester 2017. En el género del cuento, ostenta un total de veintiocho menciones de ganadora y finalista en diferentes certámenes literarios españoles e internacionales. Además, es tutora de técnica literaria, novela negra y poesía en su ciudad.
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