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Orfeo, la primera gran ópera fue humana y desafió a los dioses

La primera gran ópera de la historia es Orfeo (1607), de Claudio Monteverdi. Hablar de los orígenes del género es, necesariamente, referirse a esta obra.
En la época en que fue compuesta Orfeo, la tragedia griega era el referente de casi toda obra teatral o literaria. En este contexto, la ópera surgió del intento por recrear en términos modernos la experiencia de la antigua tragedia griega.


Orfeo es la primera ópera donde la poesía y la música se emplean con fines emocionales y, fundamentalmente, dramáticos. Monteverdi extiende las reglas. Genera que texto y música se unan en función de la acción. Cada personaje, representado por un cantante, cumple su función dentro de la obra. Todas sus intervenciones están directamente vinculadas a la trama.

Los coros y ballets que forman parte de Orfeo están compuestos con fines dramáticos. Es decir, siguen la misma idea de teatro musical que los números de los solistas. Asimismo, en los números puramente instrumentales, Monteverdi se centra en la acción. El carácter frívolo de distracción de los interludios es eliminado.

El mito de Orfeo

Orfeo y Euridice (1864) Frederic Leighton.
Orfeo y Euridice (1864) Frederic Leighton.

El mito de Orfeo habla del poder del arte, en este caso la música, para vencer a las fuerzas de la naturaleza, a los dioses y a la muerte. El arte, por defecto, es una creación humana. Orfeo habla del ser humano y su voluntad frente a la divinidad y el destino.

El drama comienza cuando Euridice, la amada esposa de Orfeo, muere. Para rescatarla, él cruza el umbral del infierno. Para lograrlo usa su música y poesía. Con su canto y su lira consigue conmover a Hades y Perséfone, soberanos del averno, y logra que le devuelvan a su esposa. La única condición que ponen es que Orfeo no la mire hasta estar fuera del infierno. Orfeo y Euridice emprenden el regreso a la tierra de los vivos. Él no puede evitar mirarla. Euridice muere definitivamente.

Orfeo y las convenciones de la época

Orfeo y Euridice (1636/1638) Pedro Pablo Rubens
Orfeo y Euridice (1636/1638) Pedro Pablo Rubens

Muchas fuentes aluden a este mito. Dos de las que más influyeron en esta ópera fueron los textos de Virgilio del año 42 a.C. y Ovidio, del año 17 a.C. De todos modos, el mito de Orfeo fue adaptado a la mentalidad y gustos contemporáneos de Monteverdi.

Por convención de la época, Orfeo debía tener forzosamente final feliz. Es por eso que el final original fue modificado. Luego de la muerte definitiva de Euridice, Orfeo regresa solo a la tierra de los vivos. Vaga sin rumbo, llorando por su amor perdido. Aquí es donde se introduce la aparición de Apolo que desciende del Olimpo. Conmovido por el dolor de Orfeo, le dice que lo acompañe al cielo. Allí encontrará la bella semblanza de Euridice en el sol y en las estrellas. Esto da pie a un final exultante por la gloria alcanzada.

Orfeo, la música y el teatro

Orfeo de luto por la muerte de Euridice (1814) Ary Scheffer
Orfeo de luto por la muerte de Euridice (1814) Ary Scheffer

Vamos a centrarnos en un concepto que no es casual. La primera voz que se escucha en Orfeo es la de La Música. Se trata de un personaje que canta el prólogo. Saluda a los espectadores y se presenta como la alegoría que representa. Luego anuncia que veremos la historia de Orfeo y pide silencio para dar comienzo al espectáculo. Todo esto sucede en el prólogo: «Dal mio Permesso amato à voi ne vegno» (Desde mi Parnaso amado vengo a vosotros).

Lo interesante es que en este primer número cantado de la obra que dio inicio a todo lo que hoy conocemos como ópera, aparece la frase: «Io la Musica son, ch’ à i dolci accenti / sò far tranquillo ogni turbato core, / et hor di nobil ira, et hor d’ amore / posso infiammar le più gelate menti.» (Yo soy la Música, con dulces acentos se apaciguar cada corazón preocupado y puedo inflamar, de ira o de amor, los espíritus más fríos).

Es decir, el espectador no solo percibe desde el plano visual y auditivo sino también desde el plano emocional de la obra. Esto se repetirá casi constantemente en la historia de la ópera.

Orfeo y la emoción

El mensaje del prólogo de La Música es directo. Es lo que Monteverdi propuso hacer con Orfeo. Y lo que la ópera desde entonces sigue haciendo con quienes la experimentan.


Te invitamos a leer otras artículos de María Concepción Perré en Revista 17 Musas

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