José María Merino rompe el estereotipo de que la fantasía no es literatura de alta calidad y, lo que es más curioso, y no por ello menos cierto, desmonta otro mito referente al género afirmando que la fantasía es una buena herramienta para entender mejor la realidad.
Pocas presentaciones necesita José María Merino, narrador, poeta, ensayista y académico de la Real Academia Española. En Doble, M.A.R. Editor rescata tres relatos donde los protagonistas son personajes con doble personalidad. Tres relatos que brillan con luz propia, como la luz del misterio que envuelve la vida.
En El hechizo de Iris, a partir de un inesperado encuentro en la selva, un hombre revive su iniciación sexual en la adolescencia. Dos hermanas con las que tuvo relación, hermanas gemelas pero que eran distintas en la forma de ser, dos hermanas, en principio, que jugaron con su deseo e imaginación.
Cuando empecé a leer este relato, inmediatamente me vino a la cabeza la inquietante señora de Winter, un personaje que nunca aparece «físicamente», pero que está presente durante todo el relato. A medida que fui avanzando, me di cuenta de que era una historia mucho más compleja. Imposible olvidar a las hermanas Laura e Iris, que traen loco al narrador de la historia y que tienen mucho que ver en el destino de su hermano, Fernandito: su destino me dio un vuelco al corazón. Sus personajes traspasan las páginas al igual que sus sentimientos nos llegan al corazón.
El misterio de sus páginas nos habla de la vida, de la muerte y de temas que todavía son tabúes para la sociedad, aunque no por ello no existen. El hechizo de la pluma de Merino nos atrapa de igual manera que las hermanas gemelas a su protagonista. Y, de fondo, el sonido del mar. ¿Qué más se puede pedir?
En El misterio Vallota, nuestro protagonista parece sacado de la actualidad. La corrupción por desgracia nunca pasa de moda. El protagonista es influyente en la clase política y tiene peso mediático, pero es como si fueran dos personajes distintos: el real y su doble. Todo comienza con su detención por corrupción, pero luego reaparece diciendo que él no puede ser el detenido porque estaba en otra parte. Eso no puede ser verdad, ¿o sí?
¿Cómo son de verdad las personas que vemos a través de la pantalla, ya sea del ordenador, en las redes o en la televisión, ¿de verdad se muestran como son? ¿Se puede ser dos personas a la vez? El amor también tiene peso en esta historia, pues está Tinca, la chica locamente enamorada del corrupto, pero que fue también el primer amor del narrador de este relato. También hay espacio para la lealtad en nuestra sociedad, pero ¿es el mundo de los Vallotas?
El broche final lo pone El regreso del cometa. Un profesor de universidad está trabajando en una tesis sobre la lógica de la imaginación. Nuestro protagonista nació cuando apareció el cometa y, veintiséis años después, al regresar de nuevo el astro, fue cuando le sucedieron las extrañas experiencias que quiere contar, experiencias que ha vivido o soñado.
Es el relato más onírico de los tres que componen este volumen dedicado a los dobles, quizá en parte porque le evocan el recuerdo de historias que le contaba su madre. Merino, o el protagonista de esta historia dice: «los sueños y sucesos, que al producirse son un mero pasar, un movimiento más entre los innumerables que van consumiendo sin pausa el azar y el caos, únicamente existen de verdad al ser contados, porque solo entonces consiguen un perfil discernible. En la escritura está su única memoria, y la escritura los unifica (…), he descubierto en la literatura algunas claves para comprenderme, y creo que la literatura puede ayudarme también a entender mejor lo que me ha sucedido. Acaso he soñado».
La mitología forma parte importante de esta atmósfera onírica, con claras influencias kafkianas con esa mujer de la cual el profesor se enamora, que no sabe si es mujer o mariposa. La mariposa aquí aparece con todas sus acepciones, pues los griegos representaban el alma con las alas de la mariposa.
José María Merino rompe el estereotipo de que la fantasía no es literatura de alta calidad y, lo que es más curioso, y no por ello menos cierto, desmonta otro mito referente al género afirmando que la fantasía es una buena herramienta para entender mejor la realidad.
Miguel Ángel de Rus ha acertado de pleno una vez más unificando estos tres relatos con los diversos conceptos de la palabra dobles, que él mismo explica en el prólogo al apostar por la fantasía como literatura de calidad.
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