El editor y escritor Miguel Ángel de Rus dibuja con gran lucidez en El taxista asesino, su nuevo libro de relatos, su retrato personal de la sociedad.
El autor de El taxista asesino, Miguel Ángel de Rus, tiene una larga trayectoria como escritor, editor y periodista. Es editor en M.A.R Editor y Ediciones Irreverentes. Algunos de sus títulos como escritor son 36 maneras de quitarse el sombrero y, recientemente, El taxista asesino, publicados por MAR editor, y Donde no llegan los sueños y Europa se hunde lanzados por Ediciones Irreverentes.
Ha firmado artículos en más de veinte diarios como El País, El Mundo o para agencias como Europa Press. Actualmente es presentador del programa literario Sexto Continente en Radio exterior de España.
En la contraportada del libro se explican perfectamente la esencia y la sinopsis de El taxista asesino:
«En El taxista asesino encontramos el mundo como representación, nada es real, todo es falso, recreación de un decorado, un montaje para entretenernos. El ser humano es esclavo de su deseo, de la voluntad ciega de vivir. Para los personajes la vida es un anhelo y un tormento; en algunos textos el drama se analiza desde el humor, y en otros desde la introspección. Las dos pulsiones dominantes en esta obra son el amor y el odio; de su equilibrio nace eso que llamamos sociedad».
Desde la relación amorosa del estudiante de filosofía reconvertido en taxista con la futura actriz, todo en este libro muestra una lúcida acidez, pasando de momentos de humor hilarantes a situaciones dramáticas cotidianas. Para crear este reflejo de la realidad de nuestra época Miguel Ángel de Rus convierte en ficción hechos reales como la guerra contra EE. UU. por Cuba; las miles de denuncias de mujeres por robos y abusos en un fin de año en Alemania; o nuevas visiones sobre el moderno esclavismo con africanos llegando en pateras a Europa. Como es habitual en su obra, aparecen personajes reales como Bukovski, Serge Gainsbourg o Woody Allen.
No analizaré los dieciocho relatos en este artículo, pero sí quiero destacar cuatro de ellos, pues representan los temas principales del libro. En el primer relato que da título al libro, «El taxista asesino», Miguel Ángel de Rus hace un juicio brutal a la sociedad en que vivimos, una sociedad en que se puede banalizar todo, incluso el crimen más atroz. La vida es un espectáculo lúdico. No puedo evitar pensar con este relato en la película El show de Truman, en el que la línea entre la realidad y la ficción no era tan clara.
En el relato «De cartón», el autor nos ofrece una crítica descarnada sobre la gestión de la pandemia de nuestros gobernantes. Imaginaos por un momento que cambian al presidente del Gobierno por un cartón que habla de forma automática y sin improvisación, ¿notaríamos el cambio?
Bukovski y Serge Gainsbourg le sirven a Miguel Ángel de Rus en la historia «La botella de Bukovski, el cigarro de Gainsbourg» para hablar de la censura que estamos viviendo. La presión social para acabar con la carrera de Woody Allen por su escándalo con la hija de Mia Farrow es la misma que recibe J.K. Rowling para que sus libros no se compren por su ideología, y ya no digamos la censura sobre Lo que el viento se llevó, totalmente descabellada. La censura siempre es censura, no hay motivos que la justifiquen.
El broche final lo pone el relato «Belleza interior», en el que volvemos a la banalidad, a la obsesión por dar una vida aparentemente perfecta y a confundir la realidad con la telerrealidad. Todos sabemos la identidad real de su protagonista Kim Fuckashian en el relato. Un reflejo de gran parte de la sociedad que prefiere el morbo y el dinero fácil a la cultura.
En resumen, los dieciocho relatos de El taxista asesino nos hablan de problemas actuales que nos preocupan a todos, están latentes en nuestro subconsciente colectivo y, en contra de lo que puede parecer, no son problemas nuevos, al contrario, la sensación es que no hemos cambiado tanto. Esto es algo que, como he dicho ya en la anterior reseña, se nota en la literatura a través del paso del tiempo. Las tramas y los personajes son distintos, pero los temas y las preocupaciones son prácticamente los mismos.
Recomiendo El taxista asesino por el lúcido y sincero retrato que Miguel Ángel de Rus nos ofrece. Los autores que, como él, no miran para otro lado, son los que nos dan voz a los demás y dejan constancia de la realidad que vivimos.
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