Las reglas de la cabra es la segunda parte de una trilogía. Es una novela de espionaje. Se trata de un juego en el que el argumento de la novela plantea una realidad alternativa.
Francisco Veiga, su autor, es Catedrático de Historia en la Universidad Autónoma de Barcelona. Durante un periplo de doce años enseñó Historia en Periodismo, a raíz de lo cual le surgió la oportunidad de trabajar para medios como El País o RNE. Como periodista escribía análisis de conflictos bélicos sobre todo de Europa del Este. Sin duda, su trayectoria laboral le ha servido como buena base para escribir Las reglas de la cabra.
Con esta premisa comienza Las reglas de la cabra: imaginaos a un asesino de identidad anónima por supuesto con un poema en francés en la cabeza, mientras va a cometer el supuesto atentado a Carles Puidgmont. Digo «supuesto» porque no lo logra, ¿atentado fallido o amenaza? Este inicio impactante enganchará al lector desde las primeras páginas, a medida que la lectura avance, irá desgranando el funcionamiento del mundo del espionaje:
«El asesino descarga el revólver a través de la ventanilla, tres tiros calibre 357 magnum, cartucho y bala de oro intenso, disparando sobre la cabeza del individuo que ocupa el asiento trasero. El objetivo, la víctima. El Rhino no pesa lo que parece, quizá tampoco es tan ruidoso, pero en aquella calle, en aquel lugar, concluyendo la tarde, todo es un estruendo de vidrios explotando, sangre y grito
ça plane por moi
ça plane por moi
ça plane por moi
moi, moi, moi.
Eso es lo que distingue al profesional. Sabe que lo verá todo el mundo, pero en media hora nadie será capaz de reconocerlo».
La precuela: Ciudad para ser herida
Ciudad para ser herida es la precuela de Las reglas de la cabra, pero, aunque tienen algún personaje en común, se pueden leer por separado. Su trama nos sitúa en la primavera de 2016, mientras se estaba urdiendo un atentado terrorista en Barcelona.
Tanto en Las reglas de la cabra como en Ciudad para ser herida, hay cierto toque de reportaje periodístico. Este rasgo es más acusado en la precuela, pues además de ser la primera novela de una trilogía, fue la primera novela escrita por Francisco Veiga.
Los argumentos de ambas novelas son ficticios al igual que sus personajes, salvo el personaje de Natalia Sancha, periodista amiga del propio autor, que dio permiso para aparecer en la novela. Imaginaos una periodista que cubre conflictos bélicos y se desplaza en motocicleta por Beirut. Es un personaje, y una persona, en este caso altamente atrayentes.
¿Por qué me gusta Las reglas de la cabra?
Me gusta porque no es la clásica novela de policías y ladrones. Porque con ese juego de realidad paralela, nos acerca un poco más a un mundo que muchos solamente nos imaginamos un poco a través de las novelas más clásicas y comerciales.
Las citas o referencias literarias de Las reglas de la cabra son otro punto a favor, pues quedan reflejados los gustos «poco comunes» de su autor. Muchos de los libros que nombra son poco conocidos o de los que ya casi nadie se acuerda. Me llamó la atención la referencia a la novela antibélica Trampa 22, del autor Joseph Heller, pues no suele aparecer como referencia. Y que decir de citas como: «Se había querido sentir como Hans Castorp en su viaje a las alturas suizas de Davos…» del clásico de Thomas Mann, La montaña mágica. Las citas y referencias son un homenaje a la alta literatura.
A través de la trama de Las reglas de la cabra se va perfilando la historia y psicología de los personajes, muchos de los cuales pertenecen al mundo del espionaje, ya sea porque pertenecen a los servicios de inteligencia o personajes, con una vida aparentemente normal, que colaboran como espías. La soledad es el sentimiento que los personajes comparten, pues quizá para dedicarse a esa profesión tan particular, sea difícil sentirse integrado en la sociedad…
Como lectora de ciencia ficción me ha alegrado ver ciertos elementos que incluye en la trama y que sin llegar a ser de ciencia ficción realmente, sean de un futuro próximo.
Del final tengo que decir que es apoteósico y a la vez perturbador, pues nos podemos imaginar que una situación similar pueda ser real, lo cual dice mucho…
También al final, averiguaréis el por qué del título Las reglas de la cabra. Esto es algo que a mí me intrigaba desde el principio, pero que os advierto que no guarda relación con lo que quizá muchos estéis pensando…
No es una novela para todo el mundo, y menos para leerse de un tirón, hecho que para a unos cuantos lectores no supone un problema, sino todo lo contrario. Así que es de agradecer que la Agencia Mankell haya apostado por ella y nos dé a los lectores la oportunidad de descubrirla. Es sin duda una gran novela, de la cual he aprendido y disfrutado mucho.
Por último, quiero dar las gracias a Francisco Veiga por su atención y amabilidad al responder mis preguntas y aclarar mis percepciones, esto ha hecho que haya comprendido mucho mejor la novela. Ha sido un placer. Por cierto, os recomiendo su blog sobre literatura, cine y espionaje para los lectores Desierto de espejos. Y casi se me olvidaba deciros que si queréis leer Las reglas de la cabra podéis encontrarla en versión Kindle.
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