Disforia, de David Jasso, nos sitúa en una una crisis a nivel global, no solo en relación a la economía, sino a los valores de la sociedad. No nos cuesta imaginar un marco así, ¿verdad?
Quién le iba a decir al autor que el marco en el que situó su historia, nos iba a resultar tan realista y cercano.
David Jasso, autor de Disforia, se dio a conocer con la novela de culto La silla. Desde entonces ha publicado ocho libros en solitario e innumerables relatos y colaboraciones. Está considerado como una de las voces más potentes del terror español.
La novela comienza con una definición del término disforia: Emoción desagradable o molesta. Ansiedad, irritabilidad. Angustia difícil de soportar, malestar psíquico. A menudo conlleva reacciones coléricas.
Disforia nos sitúa en una una crisis a nivel global, no solo en relación a la economía, sino a los valores de la sociedad. No nos cuesta imaginar un marco así, ¿verdad?
Quién le iba a decir al autor que el marco en el que situó su historia, nos iba a resultar tan realista y cercano. Disforia describe una sociedad sumida en la desesperación por la crisis. Los despidos, la pobreza y el hambre son el pan de cada día.
La sociedad arrastra una crisis económica y de valores que parece irreversible. Esther y Tomás, un matrimonio joven con serios problemas laborales, deciden pasar un último fin de semana, junto con su hija de dos años Say, en el apartamento de montaña que compraron en tiempos mejores y que ahora necesitan vender.
En plena tormenta de nieve, alguien llama a su puerta y comienza la pesadilla. Veinticuatro horas de terror extremo, en las que deberán luchar para sobrevivir. En su huida, la situación se complicará aún más y se verán obligados a enfrentarse a sus miedos más profundos y ancestrales. Porque, además, alguien que se desplaza entre las sombras les acompaña en su viaje sin retorno.
El autor toma el conflicto de los okupas, que empezaron instalándose en lugares públicos como protesta por la mala gestión del gobierno, le da a la situación una vuelta de tuerca, y crea las Plazas de los Idas. En estas plazas las personas quedan para suicidarse como protesta por la crisis y la pasividad absoluta del gobierno. Son lugares que aunque no se dan en España los situamos en otros lugares del mundo como Japón, perfectamente.
David Jasso no es tan ingenuo de pensar que a nosotros no nos puede pasar nunca, de hecho lo que plantea es totalmente lo contrario. Pensemos en la pandemia, cuando estaban en Japón muchos no imaginaban que llegaría aquí. Jasso juega con el miedo ante la posibilidad de que se pueda llegar a estas situaciones. Y qué me decís del toque de queda, ¿os parecía algo imposible que sucediera aquí antes de la pandemia? El autor se adelanta una vez más ante situaciones que están sucediendo, aunque quizá, que no pensaba que sucederían de esta manera. La realidad muchas veces supera a la ficción.
Los personajes de Disforia no son personajes blancos, en donde los buenos son muy buenos y los malos son malísimos, son personajes que viven una situación mental extrema, pues luchan por no perder del todo la cordura.
Esther y Tomás pasan de tener una situación acomodada a que el despido de Tomás lleve a Esther a buscar un negocio a sabiendas de que es una estafa piramidal. Y lo que se supone que es un último intento de pasar un fin de semana como antes de la crisis, se convierte en un infierno. Todo empieza con alguien que llama con insistencia al timbre. Esther piensa en las bandas violentas, llama a la policía pero esta no acude a su auxilio, con la situación actual solo acuden si hay una situación clara de peligro por la vida…
Con ellos empatizamos en un principio, sobre todo con esa madre que lucha con desesperación por la supervivencia de su hija de dos años.
A medida que avanza la historia, descubriremos más datos de la situación personal de Esther y Tomás, y sin desvelar mucho os diré que, por lo menos yo, llegué a un punto en que no me costaría imaginar a Esther como la persona que llama a su puerta y desata el terror en su familia. El autor nos devuelve al planteamiento de partida: no somos inmunes a nada, al contrario, estamos expuestos a todo.
Disforia, ¿podría pasar esto aquí?
Disforia ha sido un gran descubrimiento para mí, y se lo debo a su correctora Ana García de Polavieja.
Disforia es una novela de terror psicológico que nada tiene que envidiar a series como American Horror Story, aprovecho para decir que bien podría ser una película.
El planteamiento del autor es el siguiente, ¿y si esto pudiera pasar aquí? ¿y si esto nos pudiera pasar a nosotros? Con ese «Y si» nos vemos arrastrados por la angustia del sufrimiento de esa familia, y en ocasiones, incluso llegamos a sentir la disforia que da título al libro. Y como el que avisa no es traidor, es el propio narrador quien en ocasiones, nos advierte de que lo que vamos a ver no nos va a gustar. Este pacto con el lector nos anima a seguir leyendo a pesar de las consecuencias, a no mirar a otro lado. Y eso me gusta.
Me gusta la mezcla de atmósfera claustrofóbica y el escenario invernal que envuelve la historia.
Las frases cortas, como nos va proporcionando la información de los personajes a cuentagotas y sus sorprendentes giros consiguen que no soltemos el libro hasta el final.
La cubierta del libro, de Daniel Expósito refleja muy bien la agonía que viven los protagonistas de la historia y además, el diseño de Valdemar invita a la lectura de Disforia.
Disforia es una historia dura de leer, pero si sois capaces de adentraros en la historia y no mirar a otro lado, leeréis hasta quedaros sin aliento. Os aseguro de que no os arrepentiréis.
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