A continuación, PARTITURA PARA EL FUEGO, la colección de crónicas literarias de Alberto Revidiego para cubrir la actividad de la IX Edición de INTERESTELAR SEVILLA, celebrado del 16 al 17de mayo de 2025, recogidas en Revista 17 Musas. Si quieres conocer en qué consiste este proyecto, aquí tienes la presentación.
INTERESTELAR SEVILLA
17 de mayo de 2025, Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, al aire libre, más a gusto todavía…
…aparecer en un instante al día siguiente, dentro del recinto, esta vez con el sol fuera y una calma a través de aquel espacio. Los asistentes fueron llegando poco a poco. Miré a mi compañera Califata, que tenía los ojos cerrados, probablemente mareada por el salto en el tiempo, pobrecilla, no está acostumbrada. Viendo que me había adelantado a mi cita, opté por explorar aquellas horas los diferentes escenarios.
Nuevo Berlín fue el responsable de iniciar aquel segundo día del binomio que suponía el festival. Eran las siete de la tarde y ya estaba saltando con su energía, la verdad es que no conocía a esta banda y me llamó su sonido contundente y esa voz, madre mía, esa voz es simplemente genial, pegaba muchísimo con su rock, sinceramente, ojalá hubiese más aforo frente a ellos, pero entiendo que era muy pronto. De ahí caminé a otro escenario para escuchar a Salistre, una banda gaditana que no sabrían disimular sus orígenes ni aunque quisieran (por suerte). Todo era Andalucía: La voz, las percusiones, las cuerdas. La gente, conmovida, coreaba sus estribillos, fue una linda experiencia.
Y entonces llegó el momento más esperado para mi paloma acompañante de aquella tarde: En uno de los escenarios principales llegaron los Califatos ¾ y aquí mi amiga, que se autobautizó como Califata por ser precisamente fan de esta formación, lo flipó en grande. De hecho, me empezó a picotear, emocionadísima con aquella música que mezcla electrónica con folclore semanasantero y mucho humor, y luego salió volando para sobrevolar el escenario durante todo la hora y cuarto de concierto. Creo que incluso se cagó en el vaso de alguien, me disculpo por ella, todo por pura emoción. Cuando descendió sobre mi hombro de nuevo ya me había reencontrado con la hermandad del vaso de tubo, que de nuevo venían ya entonados, todos casi uniformados con camisas de flores y colores, muy veraniegos, así que nuevo chasquido y yo también tuve camisa de flores naranjas y moradas. De hecho, qué diablos, chasqueé de nuevo y le puse una minicamisa igual a Califata, y gafas de sol, ya de paso. Vaya estilazo.
Nos fuimos a ver el show de Alizzz, a.k.a. Cristian Quirante, productor y cantante, que se movió por el escenario con sus gafas de sol y a través de ritmos que saltaban entre géneros, todo con un sonido pulcro. Destellos fue el tema top entre la audiencia. Si interrumpimos aquellos bailes fue solo por participar de otro encuentro protagonizado por el dúo de estilo indie-pop que llegaron con mucho que decir sobre los eternos temas que nos atraviesan a todos, el amor y el desamor. Todo con una gracia concedida, la audiencia disfrutó muchísimo de Marlena, y tronó con alegría cuando liberaron su canción más festivalera, Bailamorena que hizo que todos saltásemos entre sus estallidos musicales.
Se acercaban las once de la noche y otro bamboleo de masas acudiendo a un escenario nos empujó prácticamente, nos arrastró y tampoco pusimos mucha resistencia. Dani Fernández se presentaba allí para llevarse a la audiencia en el bolsillo, pues el público ya le regalaba muchísimo cariño nada más empezar, estaban muy encendidos los corazones de sus fans. Él respondió con una gran energía escénica y una presencia que se regalaba. No obstante, comencé a inquietarme, porque caía en la cuenta que había aún un tipo de escenario que no había visitado, aquel dedicado a la electrónica y quise ir a echar un vistazo.
Cuando llegué estaba cerrando su show Calystarr, y me sorprendió con su sonido abstracto de capas y sucesiones de loops electrónicos y algunas vocs disimuladas como ecos. Me vino perfecta su música para oxigenar mi mente y liberar el cuerpo al instinto del baile. Luego comenzó Undo (Factor City) y me gustó para cerrar los ojos y dejarse llevar, pero tras diez minutos aprecié que mi compañera estaba fatigada, así que tras apreciar cómo el público estaba allí disfrutando con su vaso en la mano (y muchos con gafas de sol en plena noche), nos fuimos hacia nuevas aventuras.
Conocí a gente majísima a las puertas del conciertazo que ofrecería Miss Cafeína, una banda consolidada en sus maneras personales, identitarias en cuando a la musicalidad que proponen, «Bienvenidos al futuro que mandamos al infierno» cantaban. Gran variedad de ritmos, incluso dentro de las mismas canciones, me gustó muchísimo, y todos levitamos un poco bajo la luz de las estrellas que apuntaban a Sevilla.
Disfrutamos el concierto completo y luego, toda la masa abandonó aquel escenario, que ya no recogería más música hasta el año que viene, y nos fuimos al escenario principal para otro plato fuerte: Viva Suecia, una banda que nos acompañaría hasta el final con una respuesta inmediata del público en cada tema. Era el momento de darlo todo y cerrar así el festival, la primera vez que atravesé este portal lisérgico hacia el hiperespacio de INTERESTELAR SEVILLA. Y ahí estuvimos saltando con la formación tan sólida, esos ritmos tan energizantes, necesarios para aguantar hasta las tres de la mañana, y con esa pluralidad de emociones con los que cerramos esta edición, más satisfechos que hambrientos, pero con esa mínima cuota para querer más y más el año que viene. Quién sabe, igual chasqueo los dedos de nuevo, igual deslizo un año con tal de seguir disfrutando del festival. No sería justo, hay que saborear esta experiencia. Brindo por ello, mirando a un cielo que se ilumina sobremanera, sin razones de peso, sólo a base de placer y buena música.
Puedes consultar otros artículos del autor haciendo clic aquí